9 puntos de crueldad para Cristóbal Colón

Usted está aquí

9 puntos de crueldad para Cristóbal Colón

Poco se sabe de la identidad de tirano homicida que tenía Colón, quien a su vez impulsó el comercio de esclavos en el Atlántico

Celebramos la hazaña de Cristóbal Colón el 12 de octubre, sin embargo, datos apuntan a que era un tirano homicida que inició uno de los crímenes más grandes en la historia del hemisferio occidental, el comercio de esclavos a través del Atlántico y el genocidio de indios americanos. 

 Éstos son sólo un puñado de casos específicos, en su mayoría extraídos de la reciente biografía escrita por Laurence Bergreen, “Colón: los Cuatro Viajes”, la crueldad casi inimaginable infligida por Colón y su tripulación durante su tiempo en el Caribe.

1
Colón al continente americano:
Colón secuestró a una mujer y la dio a un miembro de la tripulación para ser violada, Bergreen cita a Miguel de Cuneo, que participó en la segunda expedición de «Mientras estaba en el barco, tomé a una mujer muy hermosa, a quien el Señor Almirante (Colón) me dio. Cuando la llevé a mi camarote estaba desnuda - como era su costumbre estar. Estaba lleno de deseo de tomar mi placer con ella e intenté satisfacerlo. Ella no estaba dispuesta, y me arañó con tal saña que me hubiera gustado nunca haber intentado. Entonces tomé un trozo de cuerda y le azoté con ganas, y ella dio tales gritos increíbles que no habrían creído tus oídos. Finalmente llegamos a tales términos, que se los aseguro, que uno habría pensado que habría sido educada en una escuela de prostitutas».
2
En la Española, un miembro de la tripulación de Colón cortó públicamente las orejas de un indio.
Después de un ataque de más de 2 mil indios, Colón ordenó al subordinado Alonso de Ojeda, llevarle tres líderes indígenas, para decapitarlos públicamente. Ojeda también ordenó a sus hombres llevar a otro indio al centro de su pueblo, y cortarle las orejas como castigo para los indios por no ser de utilidad a los españoles al vadear un arroyo.
3
Colón secuestró y esclavizó a más de un millar de personas en La Española.
Según Cuneo, Colón ordenó atrapar a mil 500 hombres y mujeres, dejando a 400 libres y condenó a 500 a ser enviados a España, y otros 600 que quedaban en la isla a ser esclavizados por los españoles. Alrededor de 200 de los 500 enviados a España murieron en el viaje, y fueron arrojados por los españoles en el Atlántico.
4
Colón obligó a los indios a recoger oro para él.
Colón ordenó, bajo pena de muerte a quien se negara, que todos los indios mayores de 14 años dieran una gran cantidad de oro a los españoles. A los que vivían en regiones sin mucho oro se les permitió dar algodón en su lugar. Los participantes en este sistema se les dio una “moneda” de cobre o latón estampada con la obligación de llevarla alrededor de sus cuellos, lo que se convirtió en un símbolo de vergüenza intolerable.
5
Unos 50 mil indios cometieron suicidio en masa en lugar de cumplir con la exigencia del español.
Los indios destruyeron sus almacenes de pan para que ni ellos ni los invasores pudieran comerlo. Se arrojaron por los acantilados, se envenenaron a sí mismos con raíces, y se dejaron morir de hambre. Oprimidos por el requisito imposible de entregar tributos de oro, los indios ya no eran capaces de cultivar sus campos, o cuidar de sus enfermos, niños y ancianos. Se habían dado por vencidos y se suicidaron en masa para evitar ser asesinados o capturados por los cristianos, y para evitar compartir su tierra con ellos, sus campos, arboledas, playas, bosques, y las mujeres: el futuro de su pueblo.
6
56 años después del primer viaje de Colón, sólo 500 de 300 mil indios permanecían en La Española
Las cifras de población de hace 500 años son necesariamente imprecisas, pero Bergreen estima que había alrededor de 300 mil habitantes de La Española en 1492. Entre 1494 y 1496, 100 mil murieron, la mitad debido al suicidio en masa. En 1508, la población se había reducido a 60 mil. Para 1548, se estima que la población era de unos 500. Es comprensible que algunos nativos huyeran a las montañas para evitar a las tropas españolas, sólo para que los perros fueran enviados tras ellos por los hombres de Colón.
7
Colón fue terrible con los españoles bajo su mando.
Mientras que palidecía en comparación con sus crímenes contra los nativos, el mando de Colón sobre los colonos españoles también fue brutal. Ordenó al menos una docena de españoles “a ser azotados en público, atados por el cuello, y unidos por los pies” por haber comerciado oro para adquirir alimentos y evitar el hambre. Ordenó que la lengua de una mujer fuera cortada por haber “hablado mal del Almirante y sus hermanos”. Otra mujer fue “despojada y colocada en la parte posterior de un burro para ser azotada” como castigo por afirmar falsamente que estaba embarazada. Él “ordenó a españoles a ser ahorcados por robar pan”. Él incluso ordenó que las orejas y la nariz fueran cortadas de un malhechor, quien también fue azotado, encadenado, y desterrado de la isla. Ordenó que la mano de un jovencito fuera clavada en público en el lugar en donde había tirado de una trampa de un río y capturado un pez. Los azotes por infracciones menores se produjeron con una frecuencia alarmante. Colón ordenó a un malhechor a recibir 100 latigazos - que podrían ser fatales - por robar ovejas, y otro por mentir sobre el incidente. Un compañero con la mala suerte de llamarse Juan Moreno recibió 100 latigazos por no reunir suficiente alimento para la despensa de Colón.
8
Los colonos bajo el mando de Colón vendían niñas de 9 y 10 años de edad para la esclavitud sexual.
Ésto lo admitió en una carta a Doña Juana de la Torre, una amiga de la reina española: “Hay un montón de distribuidores que andan en busca de las niñas; las de nueve a diez años de edad se encuentran ahora en demanda, y para todas las edades hay un buen precio por ser pagado”.
9
Los esclavos indios fueron decapitados cuando sus captores españoles no podían ser molestados para desatarlos.
Benjamin Keen, un historiador de la conquista española de las Américas, señaló que varias fuentes confirmaron relatos de “portadores indios exhaustos, encadenados por el cuello, cuyas cabezas los españoles separaron de sus cuerpos para no tener que desatarlos”.