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“Amar a Jesús y a María y Hacerlos Amar”
Amor Meus - Spes Mea
Amor Mío - Esperanza Mía
El 28 de Octubre ha pasado en la Catedral de Saltillo un gran acontecimiento de Acción de Gracias del Siervo de Dios Jesús María Echavarría y Aguirre, 3er. Obispo de Saltillo, elevado al grado de Venerable la Iglesia por medio del Papa Francisco, reconoce su vida de Dios en la práctica de las virtudes heroicas: Fe, Esperanza, Caridad; de los dones del Espíritu Santo, en un generoso apostolado y en la vivencia de las virtudes morales, en su relación amorosa y personal con todos sus hermanos.
Seguimos invitando a todos los fieles de Saltillo, a orar en su Cripta donde está su cuerpo, por su pronta beatificación, los días 5 de cada mes de 4:00 a 7:00 p.m.
En este mes reflexionaremos en su mensaje “Compromiso de amor en la en la fidelidad” generoso y entregado a su Diócesis por casi 50 años, del 27 de marzo de 1905, cuando tomó posesión de ella, hasta el 5 de abril de 1954 cuando recibe el llamado del Señor.
Nuestro Venerable Siervo de Dios Jesús María Echavarría supo dar testimonio de su espiritualidad en la fidelidad a Dios, a la Iglesia y a los hermanos. En pocas personas encontramos esa virtud que Dios concede a sus predestinados y Jesús María es uno de ellos.
Celebrar la fidelidad de los hombres, es el celebrar la fidelidad del Padre, porque, quien sino Dios, es quien concede esa gracia de permanecer firme y en vigilante espera para la hora de su llegada.
Fidelidad, es según las palabras del mismo Siervo de Dios Jesús María Echavarría “Corresponder al amor de Jesucristo y probarle ese amor en las obras: Amor a los hermanos: humildad, mansedumbre, caridad, obediencia, negación de sí mismo, sacrificio… Y donde falta, el sacrificio falta el verdadero amor”.
Alguien ha escrito; que la verdadera grandeza del hombre está en que “Sea siempre fiel a su vocación”.
Cuando conocemos las obras de Dios realizadas en sus elegidos como en Jesús María sabemos que es posible la fidelidad. Fidelidad a quién y a qué?
A DIOS: Que llama a cada hombre a una misión concreta: única e intransferible, porque cada uno tenemos nuestra propia misión.
AL HOMBRE: Porque las mismas necesidades de nuestros hermanos son un grito que nos llaman al compromiso.
A NOSOTROS MISMOS: Porque cada uno de nosotros llevamos en nuestro interior esa voz que nos llama a la Fidelidad a Dios en el amor, a la realización plena que sólo la encontramos en la donación de la propia persona. Sólo quien vive para los hermanos, está en camino de plenitud con el Señor y esta fidelidad y felicidad Jesús María las vivió durante toda su vida en el compromiso del amor como Maestro, Padre Pastor y Fundador.
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