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Mirador 02/02/16
“El que con lobos anda a aullar se enseña”.
Yo sé de un hombre que anduvo con lobos y jamás aprendió a aullar.
Eso no fue culpa de los lobos: ellos se esforzaron mucho en enseñarlo a aullar. Pero al hombre no se le daban los aullidos: podía gruñir, ladrar y gañir, pero no aullar.
Finalmente los lobos lo despidieron, pues la gente empezó a murmurar que eran malos profesores. En otros tiempos el que con lobos andaba se enseñaba a aullar, pero al parecer ellos no habían actualizado sus métodos, y su sistema educativo ya no funcionaba. El prestigio lobuno quedó en entredicho. Pusieron un letrero en su cubil: “Se enseña a aullar”. Nadie acudió a tomar las clases.
No hagamos caso entonces del dicho según el cual el que con lobos anda a aullar se enseña.
Eso era antes. Ahora ya no.
¡Hasta mañana!...