Mirador 25/02/2016

Usted está aquí

Mirador 25/02/2016

Llegó el número uno y me dijo:

–Soy el número uno.

Le pregunté:

–¿Viene usted solo o acompañado?

–Vengo solo –me respondió–. No necesito compañía: soy el número uno:

Le dije:

–Si viene solo no vale nada, aunque sea usted el número uno. Cualquier número carece de valor sin los demás números.

 Seguramente mis palabras lo desconcertaron, porque hizo una pausa antes de preguntar:

–¿Piensa usted que los demás números querrán venir conmigo?

 –Estoy seguro de que sí –le contesté–, a condición de que no se sienta usted superior a ellos.

El número uno se retiró. Iba en busca de los otros números. Había entendido que solos no somos nada, y que con los demás podemos serlo todo.

¡Hasta mañana!....