El placer de contar historias

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El placer de contar historias

Foto: Especial
El periodista Alberto Salcedo recopila sus crónicas en ‘Los ángeles de Lupe Pintor’
A mí me interesa la historia del lobo cuando se come a Caperucita Roja, pero no me interesa la moraleja que da el autor al final”
Alberto Salcedo Ramos

CIUDAD DE MÉXICO.- Como todo cronista, el periodista colombiano Alberto Salcedo Ramos está poseído por “el síndrome de la orquesta del Titanic”, por lo que, a pesar del naufragio, sigue buscando y contando historias como las que recopila en “Los ángeles de Lupe Pintor”.

Eso sí, sin “moralejas”. No escoge sus temas “con la intención de llevar un mensaje que transforme un alma o le haga cambiar a alguien el parecer sobre un asunto determinado”, afirma Salcedo.

“A mí me interesa la historia del lobo cuando se come a Caperucita Roja, pero no me interesa la moraleja que da el autor al final”, ejemplifica.

Lo único que quiere, repite una y otra vez, es “contar historias”, las que escribe después de haberse llenado los zapatos del polvo de los caminos y de haberse empapado con innumerables encuentros con personajes de todos los rincones del país.

Para convertir las cifras en relatos, en un país en el que “hay personas que solo existen para el periodismo en la medida en que mueren o matan”, encontrando en la realidad “metáforas ocultas que permiten leer a la sociedad”.

Persiguiendo los vasos comunicantes entre el universo literario de Gabriel García Márquez y el geográfico, Salcedo llegó a Aracataca, cuna natal del nobel, donde descubrió que las historias se habían materializado para formar parte del propio pueblo.

Guiado por su olfato para las narraciones insólitas, llegó hasta un antiguo campeón de boxeo que se convirtió en paramilitar, personaje que empleó para mostrar “la irracionalidad del conflicto armado”.

El boxeo, “el único deporte en el que no se utiliza el verbo jugar”, es uno de los temas recurrentes en sus crónicas deportivas, porque “a mí siempre se me ha antojado una metáfora de la lucha primitiva del hombre por su supervivencia”, opina el colombiano.

Proliferan sus crónicas sobre el deporte porque es un lugar donde “los héroes no están maquillados” y donde se puede ver reflejado con las hazañas de los perdedores.

“Hemingway decía que la distancia entre el toro y el torero es inversamente proporcional al dinero que el torero tiene en el banco; yo no he perdido las ganas de acercarme al toro, de hacer trabajo de campo”, asegura.

Ello es imprescindible para “conocer y desentrañar” a sus personajes, su forma de vivir y de soñar, sin caer en los entrecomillados rápidos.

“Lo que un personaje dice es parte de su realidad, pero yo no me quedo con eso, procuro ver qué hay más allá, quién está detrás de ese discurso”, lo que solo se hace pasando tiempo con el protagonista de la narración.

Con sus historias, persigue “construir memoria, porque el periodismo es una materia que se olvida muy pronto”.

Y si la canción de salsa decía “tu amor es un periódico de ayer”, ahora habría que decir “tu amor es un tuit de hace cinco minutos”, apunta con humor.

Pero él continúa aferrado a su forma de entender el periodismo y dice que “seguimos tocando el violín sin darnos por enterados” de que el barco “se está hundiendo”.

“Eso tiene algo de romántico... y de rebeldía”, reflexiona Salcedo. 

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“Los ángeles de Lupe Pintor” Crónicas de Alberto Salcedo Editorial: Almadía Precio: 229 pesos