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Mirador 14/04/16
Me habría gustado conocer a este hombre de cuyo nombre no quedó memoria.
Era alemán, y todos lo juzgaban loco. No lo era. O, en todo caso, era un loco poseído por una bella locura. Se propuso llevar de Europa a América todas las aves mencionadas por Shakespeare en sus obras.
Lo primero que hizo fue conseguir 40 parejas de alondras inglesas, machos y hembras. En Estados Unidos abrió sus jaulas y las dejó libres en el Central Park de Nueva York.
La gente se rió de él. Le dijeron que al día siguiente no quedaría vivo uno solo de sus pájaros: los halcones y demás aves rapaces darían cuenta de ellos.
–No lo creo –contestó él–. Los inmigrantes somos muy resistentes.
Más de cien años han pasado. En el hermoso parque, a pesar de las aves de presa, se escucha todavía el canto de las alondras.
Me habría gustado conocer a ese hombre. Tenía razón: los inmigrantes son muy resistentes.
¡Hasta mañana!....