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Una tragedia finlandesa en el sureste mexicano
OAXACA.- A veces mundos muy distantes se cruzan y la comprensión de las cosas se complica, o se vuelve casi imposible. Pero Eve Jaakkola perdió a un hijo, asesinado, y no renuncia a que se haga justicia. El activista finlandés Jyri Jaakkola tenía 33 años cuando el 27 de abril de 2010, la caravana de ayuda a una comunidad indígena en la que participaba fue ametrallada.
Ha pasado mucho tiempo y el proceso judicial sigue empantanado. De los 14 atacantes identificados han sido detenidos cuatro (el último la semana pasada), pero no hay sentencias. “Los juicios no avanzan, siempre posponen las audiencias”, se queja la madre.
También protesta porque según ella no se está garantizando la seguridad de los testigos. “Si no hay protección no tenemos testigos, y sin testigos no tenemos pruebas contra los sospechosos”, dice Eve Jaakkola, de 64 años.
Su hijo era un utopista del siglo XXI. Tenía un colectivo llamado Viento Nuevo, que promovía el comercio justo y el aprendizaje internacional entre países y culturas. Contaban con un viejo velero con el que habían llegado a navegar en una misión de ayuda hasta Angola, aunque esa vez él se trasladó en avión. Cuando ocurrió la tragedia, llevaba dos meses en Oaxaca para determinar qué proyecto podrían realizar allí.
Los Jaakkola son de Tampere, una ciudad finlandesa de poco más de 200 mil habitantes. Eve Jaakkola es una mujer de maneras suaves, vestida con sencillez. Habla español porque en los noventa se le ocurrió estudiarlo en Finlandia.
Uno no adivinaría su profesión. Es directora de una cárcel. Tiene a su cargo 73 presos con un liberal sistema de permisos de entrada y salida. “En México también pueden entrar y salir, como el Chapo Guzmán cuando se fugó”, ironiza a su lado Omar Esparza, viudo de la otra víctima mortal de aquella emboscada, Alberta Cariño.
La caravana iba a San Juan Copala, una comunidad triqui, uno de los grupos indígenas más pobres. Eran tres vehículos con activistas mexicanos y extranjeros, que en casos como el de Cariño y Jaakkola no se habían conocido hasta la víspera.
En el camino encontraron piedras bloqueando la vía, pararon y fueron acribillados. Además de las dos muertes, hubo heridos.
Desde entonces los Jaakkola no han dejado de presionar para que el caso avance. La anterior presidenta de su país,Tarja Halonen, escribió una carta al presidente en ejercicio cuando ocurrió el atentado, Felipe Calderón, y el actual presidente Sauli Niinistö le ha pedido lo mismo al hoy mandatario Enrique Peña Nieto. Nada ha pasado, El proceso está atascado y a nivel federal se ha archivado la investigación “por falta de indicios”.
El dato
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