Reconocimiento a Enrique

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Reconocimiento a Enrique

Doña Amalia González Caballero de Castillo Ledón fue una señora de gran mérito. Nacida en Jiménez, Tamaulipas, en 1898, brilló como educadora, diplomática, jurista y escritora, y recibió incontables honores lo mismo en México que en el extranjero.

Pues bien: un cierto alcalde de su lugar de origen dijo una vez en tono al mismo tiempo triste y de reproche:

—¡Qué ingratos somos los jimenenses! Ahí tienen ustedes a doña Amalia González Caballero. En todas partes la han homenajeado. Le han dado medallas y diplomas en Francia, en España, en Europa, en todo el mundo y también en Nueva York. ¡Y nosotros aquí en Jiménez no le hemos hecho ni una pinche carne asada!

Los coahuilenses no somos así. Sabemos, como dice la frase consagrada, dar honor a quien honor merece. Asistí ayer a un amabilísimo convivio para felicitar al licenciado Enrique Martínez y Martínez por la distinción que le hizo el Presidente Peña Nieto al designarlo embajador de México en Cuba. Importante encomienda es esa, por la coyuntura histórica que la nación hermana está viviendo ahora.

El reconocimiento a Enrique fue organizado por un grupo de amigos encabezados por Eliseo Mendoza Berrueto, ex gobernador del Estado, y por Abraham Cepeda Izaguirre, titular de la Comisión Nacional de Zonas Áridas. Abraham, quien fue nuestro anfitrión, me hizo sentar al lado del señor embajador. Poco después sabría yo por qué: al empezar el convivio Abraham me pidió de improviso que hiciera uso de la palabra.

De varias hice uso. Recordé al inolvidable doctor Mariano Narváez, quien nombró director de la Escuela de Economía de su Instituto de Estudios Profesionales de Saltillo a un jovencísimo Enrique Martínez y Martínez —21 años tendría por entonces—, quien desde entonces mostró las cualidades que al paso del tiempo lo llevarían a ser alcalde de Saltillo, Gobernador de Coahuila, secretario de Agricultura, y ahora embajador, entre otros cargos administrativos y de representación muy importantes.

Habló igualmente Eliseo, con palabras conceptuosas y llenas de sustancia. Abraham dijo el motivo del convivio, y Enrique agradeció en términos emotivos la distinción que le hizo el Presidente de la República, y dio las gracias también por su asistencia a sus amigos, entre los cuales había políticos, empresarios, comunicadores, académicos; personas muy destacadas no sólo de Saltillo y de otras ciudades de Coahuila, sino también de diversos estados del País. 

Tuve el gusto de saludar ahí a amigos muy queridos entre los cuales estaban el ingeniero José María Fraustro Siller; Enrique Martínez y Morales; Higinio González Calderón; mis primos queridísimos José Fuentes García y Francisco Aguirre Fuentes; Mario Eulalio Gutiérrez; mi compadre Carlos Robles Lostaunau, quien fue muy cercano colaborador de Enrique en la Sagarpa; Carlos de la Peña; Jorge del Bosque; la senadora Hilda Flores Escalera; Gerardo Hernández; Ramiro Flores Arizpe; Gabriel Pereyra; Rodolfo Aguirre; Miguel Arizpe Jiménez; Galo Medina; Carlos Román Cepeda; Ricardo García Guerra y muchos otros que —como dicen las notas de sociales— sería imposible enumerar.

Mañana fresca, sabrosas viandas, amistad cordial… Nada más se puede pedir, aparte de ir a Cuba —como dijo Eliseo—, ya sea en avión, en barco o aunque sea nadando.