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Mirador 10/05/16
Ya habrá pocos que llamen a su abuela “mamá grande”.
Ese nombre entrañaba respeto y consideración. Se usaba en aquellos tiempos en que las muestras de cariño eran poco efusivas. Mis pequeños amigos se admiraban, y hasta se burlaban de mí, porque a la madre de mi madre yo le decía “abuelita”.
Todos tenemos una mamá grande.
Es la Tierra, la casa en que vivimos.
Es nuestra abuela, una abuela venerable.
Dio la vida a nuestros padres y nos la da a nosotros.
Debemos tenerle consideración y respeto.
Hoy, Día de la Madre, hemos de prometerle a nuestra mamá grande que todos los días le daremos el regalo de nuestro amor, nuestro cuidado y nuestra protección.
¡Hasta mañana!...