El cáncer de ovario, una enfermedad silenciosa

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El cáncer de ovario, una enfermedad silenciosa

El cáncer de ovario aparece fundamentalmente entre los 45 y 65 años, aunque conforme a la edad aumenta la incidencia.

Es una enfermedad “silenciosa” porque los síntomas se manifiestan cuando ya ha avanzado, además no hay técnicas de cribado más allá de la revisión ginecológica en la que se pueda detectar algún tipo de quiste o masa en el ovario que se tenga que revisar porque “resulte sospechoso”.

“Cualquier mujer que tenga síntomas abdominales o pélvicos, del tipo que sean, como sensación de peso, digestiones pesadas, que persistan más de quince o veinte días, que no tengan causa clara y no mejoren con el tratamiento que indique el médico, tendría que ir al ginecólogo”, explica a Efe el presidente del Grupo Español de Investigaciones en Cáncer de Ovario (GEICO), Antonio González.

El problema, subraya a Efe el oncólogo médico de la MD Anderson Cancer Center Madrid Raúl Márquez, es que la cavidad abdominal es muy amplia y cuando la enfermedad empieza a darsignos es porque ya ha crecido y “probablemente” se ha diseminado por el abdomen.

El mejor escenario es detectarla en una revisión ginecológica a través de una ecografía transvaginal, que muestre un nódulo o “tumor feo” antes de que de los síntomas aparezcan y poder coger así la enfermedad a tiempo, indica Márquez con motivo, el 8 de mayo, del Día Mundial del Cáncer de Ovario.

El cáncer de ovario aparece fundamentalmente entre los 45 y 65 años, aunque conforme a la edad aumenta la incidencia. El factor “claro de riesgo” para el desarrollo de este tipo de cáncer es la presencia de los genes BRCA1 o BRCA2, que pueden detectarse con un análisis de sangre, explica el presidente de GEICO.

La mujer que tenga conocimiento de ser portadora de la mutación puede prevenir la enfermedad con una cirugía preventiva, lo que conlleva la extirpación de ovarios y trompas.

Lo más efectivo para hacer frente a esta patología, que representa el quinto tipo de cáncer en orden de incidencia en mujeres tras el de mama, el colorrectal, el de endometrio y el de pulmón, es la cirugía. Las pacientes “inevitablemente” tienen que pasar por el quirófano.

“La tasa de supervivencia depende mucho de la cirugía que se haga al principio, si la paciente es sometida a una cirugía adecuada donde se quite toda la enfermedad visible, sus espectativas de vida son significativamente superiores a las que les queda enfermedad de forma residual tras la primera intervención”, asegura Márquez.

Lo más importante es operar bien porque la cirugía es “la piedra roseta” del cáncer de ovario. Hay unas gráficas dependiendo del estado de la enfermedad que reflejan la supervivencia de la paciente: cuanto más avanzada menos posibilidades tiene de sobrevivir y de media en fases avanzadas suelen ser alrededor de 30 meses.