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Opresores enamorados de los verdugos
"Me salgo de esta hoja. /No sirve ya el papel. /No sirve el llanto. / Vengo de dar un doble puñetazo / en la mesa del hambre y de la usura. / Vengo de atar el miedo a un rayo desbocado, / de recoger la nieve que desciende, / de convertir mi alma en una seca piel. Vengo de dibujar el blanco / de una bala en mi frente, / de llevar la mañana a los ojos nublados, / de sacar a la calle al luto y a la fiebre. / No sirve ya el papel. / No sirve el llanto. / Escribo en las paredes." Profecía inmediata de Juan Bañuelos
Este fue otro de los poemas que leí en “100 poemas mexicanos en papel revolución”, editado en 2008 por la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México y la Secretaría de Educación.
Si quieres tomarle el pulso a diferentes autores y ver sus miradas sobre nuestro país a través del tiempo, este es el libro. Reúne voces de poetas, cantores, roqueros, periodistas y textos anónimos.
El poema que he elegido tiene qué ver con el contexto nacional. Calientito. Peleonero por un lado. Desentendido por otro. Cínico. Centavero. Tortero. Sangrante. Impune. Indolente. Balacero. Corrupto. Desmadrado.
Y es que para todos aquellos descalificados, esos palurdos que se atreven a cuestionar el modelo único del mundo, no hay espacios dónde se exprese la realidad que duele. Los hay para las lideresas, para la clase política guapa, para los trending topics. El periodismo tiene un gancho al hígado con la inmediatez de las redes sociales en el sentido del análisis y la lectura.
Más likes que verdades; eso rifa. Y factualmente, los medios de comunicación en general siguen una agenda marcada desde el gobierno y los grandes corporativos.
Somos esas pobres bestias que se arriman a la mesa para tragar sobras más o menos aderezadas. Que no se vea que roemos el hueso; algo de pimienta y hierbas finas por favor, al menos.
Todos bebemos de la sangre de los obreros y maestros, de la piel de los campesinos, de los huesos de los albañiles. Y todos tenemos un precio. Qué lindo compartir hermosos fragmentos literarios sobre la revolución. ¿Y la realidad? Mejor reírnos con memes anodinos, mientras en las montañas de Oaxaca y en Chiapas maestros que realmente libran una lucha contra la reforma educativa, son tachados de apestosos. La violencia también se da entre los maestros. Nadie dijo que sería sencillo analizar siglos de opresores y oprimidos. Pero lo simple y que no vemos, es que la reforma educativa no es una reforma educativa, es parte de un modelo neoliberal que sigue atomizando a la clase trabajadora. Los poderosos quieren manos obreras, mentes ignorantes que no estudien más que procesos mecánicos para que giren tuercas. Si no hay pobres a quién joder y gritar, ¿cómo se iban a diferenciar de los palurdos? Hay qué alimentar esas diferencias, constantemente.
¿Quién si tiene la oportunidad de tener algo de poder, ayuda? ¿Quién si tiene algo de capacidad de decisión cambia la legislación a modo?
Pero ah qué guapos nuestros opresores. Con gusto pagamos despachos que cuidan la imagen de cada uno: cáscaras
vacías. Solo un voto y ellos de nuevo en el trono con los oídos tapados. A convertirnos en operarios, a dejar que los campos se abandonen. Y de paso que nos roben el sol. Seguiremos votando por ellos.
Y mientras sigue esta mentira de “revolución mexicana” que la clase política celebra, se desestiman las luchas sociales que buscan justicia. Así, verdad de a peso, aunque esté devaluado.
Armando García toma una radiografía que parece dar cuenta de algunos movimientos sociales actuales, en su poema Dónde quedó la Revolución mexicana: “Brotamos de la tierra desnudos /cientos, miles, como hermanos todos / se nos salió lo muino y lo matrero / brotamos de la tierra encuerados / con un arma en las manos / y nos fuimos juntos a matar cabrones / salimos a reclamar a nuestros muertos / a morirnos a tiempo / antes que nos mataran de hambre / de injusticia / antes que se robaran la última flor / que guardamos en nuestra pequeña casa / en un rincón de la casa / salimos a reclamar el aire / la tierra / salimos a reclamar la vida / y nos cargó la chingada.”
Más textos para pensar, en este libro que se puede descargar aquí: