Amigable diversidad complementaria

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Amigable diversidad complementaria

La escuela futbolera ha dado sus lecciones.

Diversidad de tareas. Defensa atrás, avance medio y delantera goleadora con porterías resguardadas por resistencia y agilidad. Destrezas individuales de cabeceo certero, de velocidad en carrera, de potencia en el impacto quedan repartidas en un equipo amigable, diverso y complementario. Como en la mano. Todos los dedos diferentes en tamaño y en flexibilidad pero diestros en lograr el objetivo de asir, de empuñar, de flexionarse, de presionar o teclear, de moverse con suavidad, habilidad o agresividad.

Equipo, reglas de juego, arbitraje, sanción de tiro libre o tarjeteo de advertencia o expulsión, área delimitada y graderío que ovaciona o abuchea, entona porras y hace olas. El espíritu deportivo admite las tensiones pero evita el alboroto y la trifulca.

Las redes sociales y los medios de difusión funcionan en un mundo contrastante de violencias y de inteligencias. Hay acercamientos en que se construye y se da vida. Hay también conflictos en que se insulta, se golpea, se destruye, se obstruye y se mata. 

Muchos diagnostican un mundo bipolar. Hay euforias de gratuidad celebrativa sin barreras y hundimiento en desconfianzas y discriminaciones que levantan muros y crean distanciamientos. Como si se transitara por ciclos históricos de paz incompleta y guerra expansiva o salpicada.

Las armas y los explosivos pueden alcanzarse fácilmente y cualquiera puede convertirse en ofensor despiadado dispuesto a morir matando. O hay abuso de autoridades armadas o hay disparos anónimos o explosiones asesinas. 

El futbol nos ha enseñado que es posible una amigable diversidad complementaria. Un mundo de libertad y disciplina, de espontaneidad y de legalidad sin impunidades.

Las aulas magnas de los estadios clamorosos y las cámaras televisoras que inundan de imágenes  millones de pantallas presentan ese modelo de humanidad.  Es posible la amistad de lo diverso en la alegría de una complementación que busca, más allá del trofeo, esa victoria en que nadie pierde porque todos descubren y ganan su propia dignidad reconociendo la ajena…