Usted está aquí
Mirador 11/08/16
El Sol se levanta con el primer canto del gallo, y a fin de ver cómo amaneció el mundo se asoma sobre el picacho de Las Ánimas.
A esa hora me levanto yo también, y miro a través del ventanal que da al oriente. Ahí está la montaña, como siempre, y ahí, como siempre está el Sol. También yo estoy aquí, pero no como siempre. Aunque llegué al Potrero hace más de 50 años soy un recién llegado. Cuando me vaya será como si hubiera estado aquí un día, una hora, un minuto…
Eterno el Sol; eterna la montaña… Y fugaz yo, tan efímero como la libélula, como la flor. Ahora estoy; mañana no estaré. Ahora soy; mañana no seré.
Y, sin embargo, algo me dice que el Sol y la montaña van en mí, lo mismo que la flor y la libélula. Soy un instante de la eternidad, pero ese instante es eterno.
Ahora estoy; mañana estaré otra vez:
Ahora soy; mañana volveré a ser.
¡Hasta mañana!...