Mirador 08/09/16

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Mirador 08/09/16

El hermano portero estaba de mal humor.

También andaban de mal humor el padre tornero, el padre sacristán y el superior.

Todos en el convento andaban de mal humor y con el gesto agrio.

San Virila salió al camino. Los hombres y las mujeres que hallaba a su paso estaban también de mal humor, y aun los niños y las niñas. Al buen frailecito le pareció que hasta las avecitas del cielo y las bestezuelas de la tierra andaban de mal humor.

Entonces San Virila hizo un movimiento con su mano, y apareció un arco iris que llenó toda la bóveda del cielo. Pero no era un arco iris como todos, no. Era un arco iris invertido, de modo que parecía una gran sonrisa de colores en la altura.

Todos sonrieron al ver ese arco iris.

–¡Qué alegría! –le dijeron a San Virila.

–Sí –sonrió también él–. Es la alegría de Dios.

¡Hasta mañana!...