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Diálogo indispensable
La salud social se da en la objetividad. En el dialogo y en la comprensión.
Los hechos, los acontecimientos, lo que pasa está sucediendo y causa un orden benéfico o un desorden perjudicial.
La realidad contiene aptitudes, intenciones, aciertos o desaciertos y resultados. En la relación pueden darse actitudes de indiferencia, de rechazo, de adhesión, de crítica y discernimiento. O nada importa, o todo se rechaza, o todo se aprueba o se distingue qué ayuda y qué estorba.
La actitud en la relación genera la percepción de la realidad para verla como problema o como oportunidad, como error o como acierto o con una ambivalencia simultánea de lo valioso y de lo mejorable.
El desconocimiento de la realidad, la relación viciada y la percepción distorsionada producen conflictos inútiles y males evitables. Si hay objetividad al conocer la realidad, si surge una actitud de comprensión en sana relación y si la percepción no se desenfoca o se obnubila con prejuicios, miedos, resentimientos y apegos, los acontecimientos se viven sin perturbaciones, sin aspavientos ni sustos escandalizados que manifiestan inmadurez. Entonces ninguna diversidad produce división, oposición y separación sino una complementación de unidad equilibrad y saludable.
Un encuentro de dialogo es lo más civilizado, inteligente y maduro en cualquier conflicto resultante de desaciertos anteriores. En ese encuentro, cada participante ha de tomar en cuenta la situación, el punto de observación, la perspectiva propia y la de su interlocutor. Así se comprende que si uno tiene razón, no significa que el otro esté equivocado. Quien está situado al norte ve en el piso el nueve como seis y quien está al sur ve el seis como nueve. Ambos tienen razón. Ninguno está equivocado aunque no estén diciendo lo mismo.
El verdadero dialogo evita la actitud dogmática(“yo tengo la verdad”), la actitud polémica (“el interlocutor es mi adversario”), evita la dilemática (“o blanco o negro: no hay gris”) y la actitud apologética (“me defiendo porque en todo me atacan”). La actitud dialógica se da cuando cada uno se esfuerza en comprender la afirmación de quien tiene enfrente y solo intenta conocer la realidad, en una relación madura y con una percepción no dañada.
El diálogo puede ser con algún precandidato, con profesores, con manifestantes, con víctimas, con ofensores, con ciudadanos inconformes, con partidarios diferentes, con creyentes de otra fe, con diferentes y disidentes. Si es verdadero diálogo, el resultado será siempre socialmente saludable…