Clinton ocultó su neumonía; D. Trump no revela su estado de salud

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Clinton ocultó su neumonía; D. Trump no revela su estado de salud

Al quite. Obama da la cara por Hillary en Filadelfia tras su enfermedad. / AP
Clinton explicó que no había publicitado su neumonía porque no creía que fuese tan grave.

WASHINGTON.- En una campaña con una candidata de 68 años y otro de 70, era inevitable que acabase ocurriendo. La salud de los aspirantes ocupa finalmente el centro de la batalla para las elecciones de noviembre en EU. 

El golpe de calor que la demócrata Hillary Clinton sufrió el domingo, en la conmemoración del 11-S en Nueva York, y la revelación de que durante 48 horas ocultó un diagnóstico de neumonía, han desbaratado su agenda. 

En una entrevista telefónica, el lunes por la noche para CNN, Clinton explicó que no había publicitado su neumonía porque no creía que fuese tan grave. También dijo que los médicos le habían recomendado tomar 5 días de reposo, consejo que ignoró.

Además de dar pábulo a teorías conspirativas desaforadas, el episodio ilumina uno de los flancos débiles de Clinton: su imagen de política alérgica a la transparencia.

Tanto Clinton como su rival, el republicano Donald Trump, prometieron más información sobre su estado de salud. Clinton suspendió dos días una campaña cuyo ritmo es extenuante para cualquier adulto, y más para alguien que se acerca a los 70 años.

Desde que los Clinton —Hillary Clinton y su esposo, el expresidente Bill Clinton— entraron en política, a finales de los 70 en el pequeño Estado sureño de Arkansas, les ha acompañado una fama de políticos maniobreros y propensos a la opacidad informativa. 

En la Casa Blanca, en los 90, convirtieron la torpeza a la hora de gestionar crisis públicas en una marca de la casa. Los Clinton han exhibido siempre una rara habilidad en magnificar episodios anecdóticos al ocultarlos en vez de publicar toda la información.

Ahora ha vuelto a ocurrir. En otro País, y tratándose de otro político, ocultar durante dos días un diagnóstico de neumonía seguramente sería irrelevante. 

En EU, y con Hillary Clinton de por medio, no. En vez de difundir el informe médico sobre su enfermedad el mismo viernes, cuando lo recibió, Clinton no dijo nada. Y no lo divulgó hasta el domingo, forzada por la indisposición que sufrió en el acto del 15º aniversario del 11-S.

El problema de Clinton es que, en este episodio, confluyen dos relatos dañinos para ella. Primero, el de su salud: las teorías conspirativas, hasta ahora circunscritas en los aledaños del trumpismo, están hoy en la mente de muchos votantes. Y segundo, el de la opacidad.