Las imágenes son estremecedoras: en un supermercado de la ciudad estadounidense de Lawrence, en Massachussets, una mujer está tirada en el suelo entre algunos objetos caídos de los estantes. Todo hace pensar que está desmayada.

De repente, una niña vestida con un pijama rosa de la película Frozen se acerca a la mujer y busca despertarla: la sacude, le agarra las manos, le tira del pelo y le mueve la cabeza. Parece desesperada.

La niña tiene dos años y es la hija de Mandy McGowen, la mujer de 36 años que terminó con una sobredosis y fue salvada por los médicos que acudieron al lugar y le inyectaron un remedio usado contra los adictos a la heroína.

Otra escena similar había conmocionado hace pocas semanas a los Estados Unidos, cuando la policía de una ciudad de Ohio había difundido -para sensibilizar a la población sobre los efectos de las drogas- las fotos de un nene de 4 años en el auto con dos adultos que estaban teniendo una sobredosis.

En cuanto a la madre adicta, medios estadounidenses reportaron que será incriminada en los próximos días, mientras que el Estado tomará la custodia de la niña.