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Debates y elecciones
Mucho depende del procedimiento, de la conducción, de la orientación hacia el objetivo.
Los electores están frente al televisor. Lo que esperan es escuchar, entender y comparar para madurar su elección. Lo más útil es presentar la misma pregunta a ambos candidatos.
Entonces se puede fácilmente hacer la comparación de las respuestas. Se podrá ver si se respondió, qué se respondió y qué valor se le da a la respuesta.
Puede haber toda una pirotecnia de mímica y gesticulación, de lenguaje coloquial o ingenioso, de fino humorismo, de causticidad certera pero una verdadera victoria en el debate se apoyará más en los enfoques, en las propuestas, en las pistas de acción, en el talento que presenta soluciones
Se ha visto ya que uno trae como arma la hábil manipulación de los miedos a ser destruidos, a ser contaminados, a ser invadidos, a ser despojados. Otra ha tenido que superar el presentarse con el apellido de un ex. Quitar prejuicios y dar esperanza a los grandes anhelos de los que se han sentido excluidos. Diametralidad, contrapeso, contraste. Sensatez y lucidez frente a impulso temperamental y actitud beligerante.
Lo tajante y lo drástico frente a lo dialogante e incluyente. La negación frente a la distinción. La frase impresionante frente al razonamiento y a los hechos palpitantes de la realidad.
La mercadotecnia verbal enraizada en trucos empresariales exitosos frente al acompañamiento de cumbre, la reconstrucción íntima y la práctica política en ámbitos internacionales.
Una virilidad sardónica capaz de denostar y ridiculizar frente a la intuición femenina, con sensibilidad abierta a las exigencias de un humanismo que no ha logrado aún ser integral.
En un debate ambos adversarios pueden ganar y perder. Así como llegaron con un empate técnico estadístico de las preferencias detectables, ¿se quedan también ahora en un empate aparente en que cada oyente tiene su opción de calidad?
Frente a la disyuntiva se balancea el péndulo entre el sí y el no. En la encrucijada no pocos viven una perplejidad titubeante. Los más acuciosos reforzaron su predilección atendiendo solo al pro de acá y al contra de allá.
Nos encerramos en el simplismo de “¿quién ganó?”. Los mejores comentarios los harán quienes descubran en donde está la mayor capacidad para gobernar, por encima de desplantes oratorios o destrezas dialécticas.
¿Puede ganar una elección quien pierda los debates? ¿Puede el buen debatir asegurar la elección favorable de la mayoría? La moneda está en el aire dando vueltas con las dos caras : ¿presidente o presidenta en USA?