Lo que mejor sabemos hacer

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Lo que mejor sabemos hacer

Usted lo ve en las noticias. Derretimiento de glaciares, ciclones, inundaciones, calores sofocantes y lluvias interminables. El Macondo constante que aparece con sus lluvias de 40 días y 40 noches, para luego dar paso a sequías prolongadas donde los pájaros morían de golpe en pleno vuelo y caían desplomados a causa del calor.

El cambio climático llegó para quedarse y afecta cada faceta de la civilización, empezando por nuestra capacidad para cultivar alimentos, hasta el registro de temperaturas récords, sequías e inundaciones.

Los científicos del clima están aterrados por los resultados de investigaciones recientes que arrojaron conclusiones alarmantes. La ONU, por medio del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), el mismo grupo que en el año 2007 ganó el Premio Nobel, ha dicho que el cambio climático afecta a las sociedades humanas, empezando por la disminución de la producción agrícola, el empeoramiento de acceso al agua dulce y la acidificación de los océanos. 

Dice que no sólo no se ha podido cosechar más, sino que además el crecimiento poblacional nos obliga a producir 60 por ciento más de alimentos para el año 2050, pues pasaremos de siete mil millones a nueve mil millones de seres humanos. A eso debemos sumar que el acceso al agua será cada vez más un problema grave, ya que el mundo se calienta.

Hoy en día, alrededor de mil 200 millones de personas viven en zonas de escasez de agua, pero la fracción de la población mundial que experimentan escasez de agua y la fracción afectada por grandes inundaciones de ríos aumentan con el nivel de calentamiento.

Esto es un reflejo del calentamiento planetario implacable que, dicen los científicos, es una consecuencia de la actividad humana y plantea profundos riesgos a largo plazo a la civilización y la naturaleza. Uno de ellos será que el calor sea mucho peor en las próximas décadas; que las plantas y los animales sean llevados a la extinción y la fusión del hielo de la tierra eleve los mares a un ritmo acelerado.

En el 2007 este informe decía que el mundo tenía dos opciones: reducir en 60 por ciento las emisiones de carbono y de efecto invernadero al medio ambiente, la disminución en el uso de combustibles fósiles; y un agresivo programa para cuidar el agua y rehusarla. En ese año, la ciencia emitió una advertencia: o cambiábamos drásticamente o empezaría el principio del fin.
En resumen, que el planeta se calienta y si no reducen para el año 2060 las emisiones de gases de efecto invernadero, podría significar el fin del mundo. Así que no queda otra que detener el incremento en la temperatura de la Tierra y son dos los grados Celsius los que nos apartan del abismo. 

Si la temperatura del planeta sube estos dos grados, será el final de plantas y animales que serán llevados a la extinción y la fusión del hielo de la Tierra elevará los mares a un ritmo acelerado.

Pero la información sobre la crisis del calentamiento global ha estado alertándonos por décadas, hemos hecho como sin nada pasara y, por el contrario, las cosas se pusieron aún más calientes. Y es que tan sólo siete años después del reporte del 2007, la respuesta de la civilización humana llegó: rompimos todos los récords que existen de calentamiento global. Los reportes de temperatura de los años 2015 y 2016 indican que han sido los más calurosos en la historia desde 1880.

Así que llegó el momento en que la ciencia habló y los políticos escucharon. Esto sucedió el año pasado en París, cuando los jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo se reunieran el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la COP21. 

Ahí, el acuerdo fue alcanzar la reducción del 55 por ciento de los gases de efecto invernadero, en específico los producidos por los combustibles fósiles.

El inicio de este acuerdo comenzó el pasado 4 de noviembre y tiene como fecha límite el año 2020 y a partir de ahí veremos si se cumplió.

Así que el reloj climático avanza sin pausas y, ahora, sólo está la voluntad de la humanidad y de los políticos para hacer cumplir este acuerdo. No hay una última llamada, ésta es y esperamos que por primera vez en la historia de nuestra incipiente civilización, los humanos hagamos algo distinto a lo que mejor sabemos hacer: empeorar las cosas.

@marcosduranf