Actualmente el Código Civil Federal impone que los padres de familia destinen como mínimo el 15 por ciento de su sueldo a la pensión alimenticia a cada uno de sus hijos en caso de divorcio. Sin embargo, en tiempos en los que la leche, útiles escolares, uniformes, la salud y los alimentos se han encarecido, un padre joven decide entregar la mitad de su sueldo a su hijo y cumplir con una paternidad responsable. 

El joven —quien prefiere permanecer en el anonimato— vivió en unión libre con su expareja durante cuatro años y tuvieron un hijo en común. Sin embargo, aunque su relación ya no funcionó entre ellos, decidió ser bondadoso no sólo con ella sino con una responsabilidad que tiene como padre de familia. 

Hasta el 2013 en Coahuila se registraron más de 2 mil denuncias porque las mujeres no recibieron la pensión alimenticia de parte de sus parejas. 

El Código Civil del Distrito Federal contempla que la pensión por alimentos incluye no sólo la comida de los hijos, sino también ropa, lugar para vivir, educación, incluso los gastos en los lugares en que los pequeños puedan divertirse. 

“En una ocasión un compañero me preguntó que cuánto dinero le daba a mi expareja y respondí que era la mitad de mi sueldo, y aunque no le toca eso, lo que corresponde por ley no alcanzaría para nada”, es así como este joven destina entre 800 y 900 pesos a la semana a la manutención de los gastos de su hijo de 4 años que asiste al kínder. 

Actualmente el sueldo de un operador en las fábricas o maquilas en Coahuila oscilan entre los mil 500 y mil 800 pesos por quincena, lo que significaría entregar por pensión alimenticia aproximadamente entre 225 y 270 pesos. 

“Por experiencia, a veces con dos sueldos no alcanza… y si diera lo que dice la ley el niño no come con eso ni siquiera dos días. Yo me he comprometido con mi hijo a no separarme de él porque ya romper un lazo de familia lo afecta mucho y lo que hago es visitarlo tres o cuatro veces entre semana”, expresó. 

Para este joven la pensión alimenticia es únicamente una parte de la responsabilidad que tiene como padre de familia, porque sabe que debe destinarle tiempo de calidad a su hijo, pues “el mayor regalo que podría darle sería más tiempo”.