¿Cómo evitar que su hijo adolescente lo manipule?

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¿Cómo evitar que su hijo adolescente lo manipule?

Foto: Especial
En esta edición de LIFEadvice, las coaches Kim y Nicole explican los juegos que utiliza un hijo adolescente para manipular a sus padres. Al conocerlos, la paternidad puede ejercerse desde un lugar más sólido y afectuoso.

Pregunta:

Mi hija adolescente gobierna la casa, y si no está contenta ella, nadie está contento. Se vuelve tan difícil cuando no se sale con la suya que a veces es más fácil ceder y no pedirle demasiado. Yo elijo mis batallas y no permito que me pase por encima cuando se trata de cosas importantes, pero creo que me he convertido en un felpudo en las cosas pequeñas. Sabe cómo manipularme con la culpa para obtener lo que quiere. Es algo que detesto, pero no sé cómo cambiar ese esquema. ¿Algún consejo?

Respuesta:

La mayoría de los adolescentes emplea mucho con sus padres una conducta manipuladora y para atraer la atención, y muchos padres, debido a sus miedos al fracaso y la pérdida, son embaucados.

Cuando se activan los temores de fracasar como padre o de perder a un hijo, cuesta ver la situación claramente y reaccionar en formas que realmente sean útiles para los hijos. Se termina, en cambio, cediendo, reduciendo sus límites o incluso dejándose manipular y hacer o comprar cosas para sentirse a salvo.

(Obviamente, algunos se sienten muy cómodos aplicando límites estrictos y diciéndoles no a sus hijos adolescentes. Este artículo va dirigido a los padres que son avasallados o manipulados y probablemente no lo vean).

En nuestros Parenting Bootcamps generalmente vemos un círculo de culpa y miedo, en el cual los padres inconscientemente crean ciclos de conducta manipuladora, contribuyendo inconscientemente a ellos, como consecuencia del miedo. 
Atender a estos padres para que funcionen en un estado libre de miedo frena esta sobre-compensación y les permite establecer límites bien planeados, equilibrados y productivos. Estos límites les permiten amar y apoyar a sus hijos sin dramatismo y sin quedar atrapados en juegos psicológicos.

El Dr. Eric Berne publicó un interesante libro en 1964 llamado “Games People Play”. En él, describe los juegos inconscientes que emplean las personas para sentirse mejor o para obtener lo que quieren. Todos los padres deben estar al tanto de estas maniobras que pueden utilizar los adolescentes (o los adultos).

Observe estos juegos en su casa en sus hijos y en usted mismo:

(Es posible que los hayan aprendido de usted)

1) El juego de la vergüenza y la culpa. En este caso, usted critica o juzga a otras personas y proyecta su vergüenza (su miedo a no ser lo bastante bueno) sobre otros dado que, si puede considerar al otro como el malo, usted tiene que ser indefectiblemente el bueno. Al menos, es lo que parece en el momento. En la realidad, despreciar a los otros nos hace sentir mejor temporalmente, porque el hecho de centrarnos en la vergüenza de ellos no disipa la nuestra.

Si usted tiene hijos adolescentes que son críticos y/o se quejan de todo y de todos, es posible que tengan una crisis de autoestima y quizá necesiten ayuda profesional para cambiar la forma en que determinan su valor personal. Cuando se sientan más seguros, serán menos críticos.

2) El juego de la autocompasión: Esto ocurre siempre que, cuando le reprochan su mal comportamiento, usted inmediatamente saca a relucir la autocompasión y habla de lo mal que está. Usted en realidad está pidiendo que los otros disculpen su mal comportamiento y sientan lástima por usted sin enojarse. Es probable que diga cosas como “Lo siento, pero en este momento todo está mal en mi vida, estoy pasando un día horrible, no tengo amigos, o estoy muy deprimido(a). Por eso me comporté mal”. Estas personas utilizan la autocompasión para, mediante la manipulación, no hacerse responsables de su conducta.

Es una de las opciones favoritas de los adolescentes “propensos al dramatismo” y funciona bien con los padres afectuosos y cariñosos. Preste un oído atento y reconozca el momento difícil que está pasando, pero no le quite la responsabilidad por su comportamiento. No debe permitir que este juego funcione o estará alentándolo.

3) El juego de la simpatía: Se da cuando hacen referencia constantemente a lo mal que lo están pasando y/o el poco valor que tienen. Es un juego para conseguir el reconocimiento de los otros. Hay quieren recurren a este juego en Facebook cuando dejan publicaciones como “El peor día de mi vida” pero no ponen una explicación de lo que pasó. Lo hacen porque inconscientemente están buscando una validación. Este juego es una manera sutil e inmadura de atraer la atención.

Si esto se observa en adolescentes, es una señal de que necesitan, empero, alguna ayuda con su autoestima, y confíe en nosotras, es algo que no se arregla con cumplidos o elogios. Es un problema más profundo que puede requerir ayuda profesional para cambiar la forma en que valoran a los demás y a sí mismos.

4) Es culpa suya si yo no puedo… Esto tiene que ver con culpar a otros aduciendo que le impiden hacer algo que debería hacer. Los adolescentes suelen culpar a sus profesores por sus malas notas, a sus padres por su mala actitud y a sus amigos por su tristeza. El rédito en este caso es que no son responsables de nada.

Usted debe insistir en que sus hijos adolescentes se hagan responsables de todo lo que hacen, piensan o dicen, y por cada situación que han creado en sus vidas. Si no lo hace, serán víctimas impotentes y pasarán toda su vida en ese lugar. Nuevamente, esto puede requerir ayuda profesional (o a otra persona que no sea usted) que les muestre la verdad o que le enseñe a usted a manejar el hecho de ser el malo.

5) No me amas: Este es un juego habitual con los adolescentes, ya que sirve realmente para manipular a los padres. Los padres se sienten culpables (especialmente si tienen horarios prolongados de trabajo y ya sienten que están abandonando un poco a la familia) de modo que deben darle a su hijo adolescente lo que quiere, para demostrar su amor. Si usted está viendo esto en su casa, no ceda en este aspecto, pero sí demuestre un amor y una atención mayores de alguna manera saludable en otra parte.

Las siguientes son algunas preguntas que usted debe hacerse para garantizar que tiene límites saludables y una sana conexión con su hijo adolescente:

¿Es capaz de procesar sus propios miedos y emociones como para poder responder con claridad, fuerza y amor cuando surgen problemas? Tenemos una Worksheet for Frustrated Parents (hoja para padres frustrados en inglés) en nuestro sitio web que puede servirle de ayuda. También recomendamos fuertemente ayuda profesional en caso de que su ira, frustración o miedo estén arruinando su relación.

¿Está haciendo que sus hijos adolescentes se hagan responsables o les permite culpar a otros o inventar excusas? ¿Puede insistir en que sean personalmente responsables, pero hacerlo de manera afectuosa? Si no sabe cómo, quizá debe desarrollar más sus capacidades y aprender cómo. Esto no lo enseñaban en la escuela, de modo que tal vez nunca tuvo la posibilidad de aprenderlo.

¿Está listo(a) para escuchar y dar consejos a su hijo adolescente? Trate de estar disponible para hablar y reservar el espacio para los hijos adolescentes cuando éstos atraviesan problemas. Hágales muchas preguntas y ayúdelos a pensar soluciones saludables por sí mismos. La buena comunicación es la clave de las buenas relaciones.

¿Siente que está equipando a su hijo(a) adolescente con habilidades y herramientas para resolver sus problemas? Ser adolescente ahora es difícil y los problemas no son los mismos que usted enfrentó a su edad. Reclute a un amigo o amiga, una persona con liderazgo o un experto que pueda transmitirle las habilidades y herramientas necesarias y rehacer su autoestima.

Un adolescente que es rebelde, que está en crisis o que los rechaza a usted y a su familia genera mucho miedo en los padres. Quizá tengan miedo de que los abandonen permanentemente, que se unan a personas poco aconsejables o tomen malas decisiones con consecuencias significativas. Cuando aparecen estos miedos, no permita que su miedo dispare la ira o una respuesta emocional. Confíe en que Dios está observándolos a ambos y que esta experiencia es necesaria por alguna razón y que es el aula perfecta para usted (y su hijo adolescente). Recordarlo le ayudará a calmarse lo suficientemente como para pensar con claridad y responder con sabiduría y amor.

Cuando no sepa qué hacer, simplemente haga preguntas y escuche. No diga nada excepto “Cuéntame más. Ayúdame a entender cómo te sientes”. Si no ha creado un lugar seguro o no ha escuchado bien en el pasado, quizá deba disculparse y prometer que ahora escuchará. Luego reconozca los sentimientos de su hijo, aplicando al mismo tiempo fuertes límites respecto de cómo deben ser tratados usted y la familia y qué conducta es adecuada.

La buena comunicación, la confianza y el respeto mutuo (y pedir ayuda profesional temprana) son las claves para una relación saludable con su hijo adolescente.

Usted puede hacerlo.