ESTIMADA ANA:

 Soy un hombre de 48 años y con tres hijos. Mi esposa falleció hace 5 años tras un doloroso proceso causado por el cáncer. Ella sufrió mucho los últimos meses y en cierta forma su familia estábamos preparados para lo que pudiera suceder.

 Para nosotros fue algo terrible y doloroso. Me vi solo, con mis hijos enfrentando una situación que jamás imaginé que me fuera a suceder.

 Mis hijos sufrieron mucho también, aún recuerdan momentos a su lado y lloran en aquel entonces eran jóvencitos pero ahora ya terminaron sus carreras profesionales y están trabajando. Cada vez me doy cuenta que pronto harán sus vidas, formarán sus familias y se irán de casa.

 A lo que voy es que está ocurriendo una situación que me tiene confundido e indeciso. Mi esposa tenia una mejor amiga, con quien convivió la mayor parte de su vida, pues se conocen desde que eran niñas, vivían por el mismo barrio y a  pesar de que cada una tomó rumbos distintos, su amistad continuó con el paso de los años.

 Ella está actualmente divorciada y también tiene tres hijos, más o menos de la misma edad que de mis hijos. Algunas veces coincidimos en reuniones de amigos en común y comencé a notar que nos llevábamos bien y además con muchas cosas en común.

 Hemos salido al cine, al tomar un café y en una ocasión la invité al teatro. Noto que no le soy indiferente, pero a ambos nos detiene el recuerdo de mi esposa. Hemos platicado al respecto y no sabemos cómo iniciar una relación sin que nuestros hijos vayan a malinterpretar las cosas y sobre todo, no sabemos cómo sentirnos sin culpa.

 Me siento confundido y no sé cómo afrontar todo esto que siento. Pero a la vez siento que el tiempo está pasando, mis hijos harán sus vidas e invariablemente no me gustaría quedarme solo, necesito a alguien a mi lado. Y es justo en esto último en lo que coincidimos ella y yo.

 Su situación fue algo realmente difícil porque hubo maltrato y violencia en su matrimonio y fueron algunos años que ella tardó en superar, a través de algunas terapias, todo aquello que vivió. Sus hijos fueron pieza importante en su recuperación.

 Ahora que ella se siente liberada de todo eso que psicológicamente la mantenía atada, quiere rehacer su vida pero también teme por la reacción de sus hijos. Ojalá pueda aconsejarnos para saber cómo afrontar con nuestros hijos lo que está pasando entre nosotros. 

Dante
 
ESTIMADO DANTE:

 Superar la muerte de alguien es un proceso de ajustes que a veces solo el tiempo es el mejor aliado hasta sentirte mejor y cuando eso suceda, aceptar la nueva vida y no buscar a una persona para reemplazar a la que se ha ido. El tiempo marca un proceso natural por el que se tiene qué transitar, se trata de ir viviendo un día a la vez hasta lograr que los recuerdos no duelan.

 Pero tampoco olviden que si esta relación que desean iniciar les aporta alegría, paz y no interfiere con nada, adelante. Por lo que me comentas, los hijos de ambos ya son mínimo adolescentes y jóvenes y eso es una ventaja increíble. Se puede platicar con ellos de frente y te aseguro que ellos entenderán la situación.

 Y es normal que ambos se sientan así por haber sido ella su mejor amiga, con quien compartió prácticamente toda su vida, pero será necesario que ambos tengan confianza tanto en la relación que quieren formalizar, como en si mismos, como personas y en las decisiones que como adultos saben tomar.

 Esa confianza es la que los ayudar a afrontar  esas pequeñas dificultades que están a su alrededor que pueden hacerlos desistir. Pero un aspecto sin duda muy importante, es que los dos estén consientes que esta relación no es la continuación de otra, sino que están comenzando a construir una nueva.
 
ANA

Todos tenemos problemas. ¿Cuál es el suyo?  
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