Tiempos nuevos

Usted está aquí

Tiempos nuevos

Muchos creemos saber qué es el tiempo. Es el tictac de un reloj, el sonido de una alarma, el calendario en la pared. El concepto de tiempo nos parece evidente: Una hora se compone de minutos, un día de horas y un año de días. Pero rara vez pensamos en su naturaleza fundamental y nos preguntamos: ¿qué es lo que los relojes marcan?

Miden algo invisible y que experimentamos a cada momento empujados y tirados por él, pero que no podemos ver, oler, sentir, saborear o tocar. Una fuerza constante que siempre va adelante y jamás se detiene. Una especie de río del cual no se puede tocar la misma agua dos veces, pues el flujo que ha pasado, no regresará.

El tiempo es un misterio, una ilusión decía el físico alemán Albert Einstein. ¿Entonces es posible que el tiempo se mida sólo en nuestras mentes? Hasta ahora, la ciencia no ha encontrado el área del cerebro dedicada a su percepción. Entonces, ¿cómo es que ejerce tal poder sobre nuestras vidas? La respuesta sigue siendo imposible de contestar.

Y es que entender el tiempo es un viaje de implicaciones alucinantes. Le doy un ejemplo: cuando usted lee esto, probablemente piense que este momento exacto –el ahora– es lo que está sucediendo y es real. Pero lo que recién leyó, ya es el pasado. Así que por mucho que recordemos el pasado o anticipemos el futuro, vivimos sólo en el presente. Así es el tiempo, algo que nos confirma que seguimos sin comprender la naturaleza de los hechos que nos rodean, un mundo cuya oscuridad es siempre insondable, se mantiene ahí, presente.

Pero a pesar de ello, los humanos intentan entenderlo creando calendarios y relojes para contar los días y las horas, y tener así un poco de conciencia, un esfuerzo por entender esta aparente eternidad. Lo extraño es que nos hemos vuelto expertos en medirlo, pero no en aprovecharlo. Y es que parece que la vida se nos va en un suspiro. Esta percepción aumenta con los años, cuando la vida nos da menos nuevas experiencias y más rutina, y como los humanos viven construyendo futuros recuerdos como un modo para medir el tiempo, tenemos la sensación de que el tiempo vuela, que se nos va como el agua entre las manos.

Así que demasiado tarde es que nos damos cuenta que el tiempo avanza incesante y que no hay vuelta atrás. Imposible volver sobre nuestros pasos para enmendar errores y excesos, tampoco para disfrutar de triunfos y alegrías del pasado, quizá sólo para añorarlos. Hoy, el futuro devora al pasado y se nos hace tarde, y en este complicado entramado, un día vivido es también uno menos de vida. Así que quizá lo único razonable sería aprovechar nuestro corto paso por esta Tierra y vivir con intensidad responsable, pues le aseguro que de ésta no saldremos vivos. 

En mi caso, si me atuviera a las estadísticas, ha transcurrido más de la mitad de mi vida. Así que no dispongo de más tiempo para nada ni para nadie que no suponga nuevas emociones, amor, lealtad e interés mutuo, y que éste sea honesto, libre y sincero. No puedo perder más mi tiempo con nada ni con nadie que signifique frialdad, imposición, indiferencia o mentiras. Tampoco para frivolidades ni nada que comprometa mi ser.

Así es como llegamos a este día, el último del 2016. Esta noche un año termina y otro inicia y, en medio de ello, la vida nos concede la oportunidad de atestiguarlo. Pero el año 2017 será acaso uno de los más complicados y difíciles en mucho tiempo, un año de grandes decisiones y cambios, el de una época cuyo tiempo se extingue sin remedio y el de los tiempos nuevos que llegan.

En medio de ello, habrá zozobra y a veces hasta miedo, pues hay tiempos que se niegan al cambio en el calendario, pero al final el resultado será el mismo, pues nada es para siempre, ni siquiera el tiempo. ¿Pero será un proceso sencillo? No, pero tranquilos. Para ello acudo a una frase que se atribuye a menudo al actor Charles Chaplin: “No debemos tener miedo de cuestionarnos, hasta los planetas chocan, y del caos suelen nacer la mayoría de las estrellas”.

Pero en todo esto, lo que no puede quedar en duda es la determinación de nuestra misión en esta vida: ser libres. Yo les deseo a todos que el 2017 se cumpla por estas tierras lo que escribiera el gran Mario Benedetti: “Que la gente viva feliz aunque no tenga permiso”. Que sea un buen año para todos.

@marcosduranf