Federer es eterno; nunca se fue

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Federer es eterno; nunca se fue

Foto: Vanguardia/EFE
El suizo se impuso a Nadal en cinco sets, conquistó el Grand Slam 18 de su carrera y retomó un memorable palmarés que se interrumpió tras Wimbledon 2012
"Sé que en el tenis no hay empates, pero si los hubiera, sería un honor compartir el trofeo contigo Rafa”.
Roger Federer

Si Dios jugara al tenis daría el revés a una mano como Roger Federer. El revés a una mano es el signo de distinción de la aristocracia del tenis, la estirpe de jugadores que se mantienen fieles a la tradición. Hay pocas decisiones más importantes para un niño en una pista de tenis que la de dar el revés. Lo moderno, martillear a dos manos, querer ser Agassi. Lo antiguo, soltar el brazo como un látigo, pegarlo a una mano como Stefan Edberg.

Cuenta Fernando Signorini que al final de un entrenamiento de Argentina, Leo Messi se quedó tirando faltas sin mucho éxito. Cuando ya se iba al vestuario, su seleccionador, que se llamaba Diego Maradona, lo citó al borde del área. “La bola se acompaña, Leíto”, dijo. Se golpea el balón y el pie sigue con la pelota hasta que esté seguro de dónde va: si la bota se aparta rápido, el balón no sabe dónde ir. Mientras se lo explicaba, Maradona tiró y la metió en la escuadra.

Con 3-2 y un break a favor de Rafa Nadal en el quinto set, Roger Federer pegó uno de los mejores reveses de su carrera. Fue un golpe cruzado con una técnica tan perfecta. Tras ver golpear a Nadal (pelotas altas al revés de Roger), el suizo cambió la empuñadura, echó el brazo atrás, adelantó el pie derecho, balanceó el cuerpo y toda la fuerza que había acumulado dejando el peso en la pierna izquierda la desató hacia delante cuando atacó como un salvaje; la cruzó delante de Nadal y del planeta entero.

En la repetición se observa cómo el brazo derecho de Federer, estirado, acompaña la pelota hasta la escuadra de la pista de Nadal; fue un golpe perfecto y le dio su 18 Grand Slam, un hito en la historia del deporte cuando todo el mundo pensaba que Federer empezaba a ser ya el polvo en el espacio que sigue al paso de un cometa.
Cuando uno juega al tenis como Federer y Nadal, el tenis es algo más que una competición, es una forma de vida. En cada partido se juega algo más que una victoria. Se está perpetuando una tradición, una manera de ver el mundo cada vez más antigua y solitaria. No son ellos los que corren de un lado a otro de la pista. Es la historia, una muy concreta que trata de mantener las últimas posiciones ante el paso destructor de sus herederos: jugadores apasionados, leyendas llenas de épica, tenistas de golpes perfectos y estrategias perfectas. Federer es la evolución final del tenis, la técnica convertida en algo bello y duro. Que Nadal lo haya tenido acomplejado da la medida mitológica del español. Si Nadal tortura a sus rivales, les come el cerebro y los saca a pelotazos, Federer pasa por los partidos sobrevolando como un águila. Federer se mete dentro de la pista, ataca la bola cuando bota, agrede en cada golpe buscando las líneas; Nadal toma aire al fondo, arriesga su cuerpo en cada intercambio, machaca la raqueta y bufa hasta rendir al otro.

El revés de Federer, semienterrado en el olvido de partidos que empezaban a conformar su decadencia, cambió la final en el momento en que Nadal la tenía a mano. En cuanto acabó el partido vi las imágenes de 2009, cuando Nadal tumbó en esa misma pista a Federer. Han pasado ya ocho años. Roger Federer trató de hablar pero no pudo. Alguien gritó entonces: “¡I love you, Federer!”. Y Federer, de pronto, se echó a llorar.

¿Y saben qué? En ese momento incómodo, en ese instante que todo el mundo sabía que era parte ya de la historia del deporte, la cámara buscó a Rafa Nadal. Y Nadal, de 23 años, no cambió el gesto de profundo respeto, de admiración, de tristeza. En esa cara de Nadal mientras el mejor tenista de la historia llora delante de él no sólo están los últimos diez años del tenis sino la categoría de una de las mejores rivalidades de todos los tiempos: el mejor tenis que hemos podido ver nunca.  Todos los derechos reservados, 

‘Se merecía el título’: Nadal

Sonriente pese a la derrota, el español Rafael Nadal aseguró que el suizo Roger Federer se merecía “un poquito más” que él el título del Abierto de tenis de Australia.

“Roger se merecía el título un poquito más que yo”, dijo.

Nadal tuvo el partido en sus manos en el último set, en el que Federer remontó un quiebre en contra. Sin embargo, el español optó por valorar el gran regreso que tuvo al circuito tras perderse la segunda mitad de la temporada pasada por lesión.

“Lo seguiré intentando, estoy de vuelta en un gran nivel y espero poder competir el resto de la temporada”.
“Si estoy a este nivel voy a ganar títulos”, añadió el español, que escalará al sexto lugar del ranking.

Los puntos claves


35 años es la edad en la que se consagró y lo tranformó en el segundo jugador más veterano en obtener un título de Grand Slam, el primero fue Rosewall con 37 años.

Único tenista que se consagró al menos cinco veces en tres Grand Slams distintos: siete en Wimbledon y cinco en Australia y US Open. 

Mil 666 días tuvieron que pasar para que consiguiera nuevamente un título de Grand Slam. El último había sido en Wimbledon 2012 al derrotar a Murray.

Hoy se convertirá en el número 10 del mundo. Avanzó siete puestos. 

13 años han pasado desde que el suizo consiguió su primer Grand Slam en Wimbledon 2003.