Fuerzas sirias atacaron convoy humanitario, declara la ONU

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Fuerzas sirias atacaron convoy humanitario, declara la ONU

Foto: Especial
El atentado causó la muerte de catorce trabajadores que distribuirían la ayuda. Califican el ataque como un acto ‘meticulosamente planeado y ejecutado sin compasión’

GINEBRA, SUIZA.- La ONU presentó hoy evidencias de que el ataque cometido el pasado septiembre contra un convoy humanitario con ayuda para la población civil asediada en Alepo, en el que murieron 14 de sus integrantes fue cometido por las fuerzas gubernamentales sirias.

La comisión de la ONU que ha investigado lo ocurrido califica el ataque como un acto "meticulosamente planeado y ejecutado sin compasión".

Dicha comisión investiga los crímenes en la guerra civil en Siria, y se le encargó de manera especial determinar las violaciones más graves durante el asedio de Alepo.

"Nuestra comisión ha documentado durante mucho tiempo violaciones similares, incluyendo la práctica del asedio y la ejecución de ataques aéreos, así que lo que sucedió en Alepo no es nuevo, pero la magnitud no tiene precedentes en el conflicto sirio", dijo en rueda de prensa el presidente del equipo de investigadores, Paulo Pinheiro.

El resultado de la investigación -para la que se realizaron 291 entrevistas, muchas de ellas a distancia con residentes en Alepo, y se recopiló una enorme cantidad de información de diversas fuentes y material visual- indica que el régimen sirio cometió crímenes de guerra en varias ocasiones.

Tampoco exculpa a los grupos rebeldes, algunos de los cuales también aparecen como responsables de crímenes de guerra en su intento por mantener el control del este de Alepo, donde vivían unas 300 mil personas.

Entre los actos más reprobables están los disparos de artillería sin dirección precisa contra áreas pobladas en el oeste de la ciudad, que el Gobierno sirio mantenía bajo su control, sin que hubiera un objetivo militar próximo.

Algunos grupos armados cometieron también crímenes de guerra al acaparar la ayuda humanitaria y evitar que los civiles que lo deseaban abandonaran el área sitiada para servirse de ellos como escudos humanos, según el informe.

La comisión investigadora ofrece también una reconstrucción del ataque contra el convoy humanitario, que causó la muerte de catorce trabajadores que se preparaban para distribuir la ayuda.

El régimen sirio siempre negó cualquier participación en esa acción, que recibió una condena general, alegando que había sido perpetrada por artillería terrestre y no por proyectiles disparados desde el aire, y acusó a los rebeldes de ser los responsables.

Sin embargo, el equipo de la ONU sostiene que el ataque fue planeado al detalle y se ejecutó desde el aire, "lo que queda corroborado por una evaluación del lugar, incluido el análisis de los restos de las bombas áreas y de los cohetes".

Quedó demostrado que el ataque fue calculado al milímetro para causar el mayor daño y bajas posibles, con la elección precisa de las municiones que se iban a utilizar, todas las cuales forman parte del arsenal del Ejército sirio.

Se ha descartado que hubiese presencia de aviones de la coalición, que lideraba Estados Unidos, o de Rusia en el lugar o en los alrededores durante el ataque.

Sobre la implicación de Rusia en las violaciones al derecho internacional humanitario durante el asedio de Alepo, el informe señala que, sin ninguna duda, los cielos de Siria estaban dominados por las fuerzas aéreas gubernamentales y rusas.

Junto a ellas, el Gobierno de Damasco utilizó fuerzas terrestres -en su mayoría milicias iraníes, iraquíes, yemeníes y afganas- con las que "empezó tácticas brutales para forzar a los grupos armados a rendirse".

"Durante meses, hospitales, orfanatos, mercados, escuelas y casas en el este de Alepo fueron destruidos por las fuerzas sirias y rusas como parte de la estrategia para forzar su rendición", lamento Pinheiro.

Otra serie de atrocidades descritas son los ataques aéreos con bombas incendiarias, así como con gas cloro y bombas de racimo, prohibidas por la legislación internacional, sin importar en absoluto las consecuencias sobre los civiles.

"El uso continuado de gas cloro por parte de las fuerzas sirias demuestra una clamorosa indiferencia ante sus obligaciones legales internacionales y también equivale a un crimen de guerra por ataques indiscriminados contra la población civil", señala el informe.

En las investigaciones no pudo reunirse evidencia de la participación militar de Rusia en ataques con esa o cualquier otra arma química.