Veto migratorio de Donald Trump no les importa a las mariposas monarca

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Veto migratorio de Donald Trump no les importa a las mariposas monarca

Se irán hacia el sur de Estados Unidos sin visa y sin respetar muros, como el que quiere construir en la frontera el presidente estadounidense, Donald Trump. Ahí cada hembra depositará unos 400 huevos y morirán. Foto: Cuartoscuro
En el santuario de hibernación mexicano de Piedra Herrada, en un cerro a 3,200 metros sobre el nivel del mar, estuvieron cinco meses casi sin alimentarse, pegadas unas a otras en las ramas y troncos para protegerse del frío, la lluvia y el granizo.
Por los siglos de los siglos la gente de acá sabía que la mariposa llegaba. Y era el indicador de que era tiempo de cosecha"...
Doris Martínez, de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas

Hay revuelo en el bosque de las mariposas monarca. Ya pasó el frío invernal y entre altísimos árboles de oyamel, en medio de una cañada, miles de mariposas cruzan el cielo, se cortejan, hacen un vuelo nupcial y caen al suelo juntas, para aparearse.

Les llegó la hora de irse. Y pronto morirán. En el santuario de hibernación mexicano de Piedra Herrada, en un cerro a 3,200 metros sobre el nivel del mar, estuvieron cinco meses casi sin alimentarse, pegadas unas a otras en las ramas y troncos para protegerse del frío, la lluvia y el granizo.

Ahora el sol se cuela entre las ramas. Se vive una fiesta. Algunas siguen semidormidas en el lado de sombra de los árboles. Otras se han lanzado, todas al mismo tiempo, a revolotear, beber néctar y seducirse bajo el cielo azul con algunas nubes blancas.

"Van preparando el regreso", dice Antonio Martínez, un campesino desdentado de 67 años que es el guardián del santuario, cerca del volcán Nevado de Toluca, unos 110 kilómetros al suroeste de Ciudad de México.

Don Antonio vigila que nadie levante la voz ni perturbe a las mariposas de alas anaranjadas y negras, que tienen puntos blancos en la cabeza como si fueran corona. Cuida que puedan cerrar su ciclo.

Se irán hacia el sur de Estados Unidos sin visa y sin respetar muros, como el que quiere construir en la frontera el presidente estadounidense, Donald Trump. Ahí cada hembra depositará unos 400 huevos y morirán.

Las mariposas llegan desde siempre a Piedra Herrada y a otros santuarios de árboles de oyamel y pino en el centro-oeste de México. Pero solo hace 40 años se descubrió su secreto: desde dónde viajaban.

"Por los siglos de los siglos la gente de acá sabía que la mariposa llegaba. Y era el indicador de que era tiempo de cosecha", explica Doris Martínez, de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas.

"Las veían llegar e irse y el mito era: ¿serán buenas o serán malas? Decían: 'Vamos a cosechar ya, porque van a venir. O vamos a sembrar, aprovechando que se van", cuenta también Cecilia Aguilar, una lugareña de 36 años que hace de guía por los senderos del santuario.

Mariposas monarca. Foto: Cuartoscuro

Las mariposas llegan a México a finales de octubre y principios de noviembre, cuando se celebra el Día de Muertos. Los pueblos indígenas creen que son el alma de los difuntos que vuelve de visita.

Al igual que los campesinos, muy lejos de Piedra Herrada alguien más se hacía preguntas. El zoólogo canadiense Fred Urquhart trababa de descubrir en la década de 1930 a dónde iban las mariposas que abandonaban en agosto la región de los Grandes Lagos entre Canadá y Estados Unidos.

Se le ocurrió etiquetar a algunas. Con ayuda de voluntarios les pegó distintivos diminutos en un ala. Tenía la esperanza de que alguien encontrara una mariposa marcada que revelara su destino. Tuvo que esperar todavía muchas décadas.

La generación de mariposas que sale de los Grandes Lagos se llama Matusalén como un personaje de la Biblia que vivió 969 años. No es para tanto: ellas viven hasta nueve meses. Pero es una enormidad comparado con las siguientes mariposas de su especie.

Ruta migratoria de las mariposas monarca. Foto: monarchwatch.org

Sus hijas, que nacerán en mayo después de que ellas mueran, al igual que sus nietas y sus bisnietas solo vivirán alrededor de un mes, pero sin dejar nunca de trasladarse.

"Es como una carrera de estafeta. Conforme van muriendo, van avanzando hacia el norte", explica la bióloga Gloria Tavera, secretaria ejecutiva de un grupo de alto nivel creado por México, Estados Unidos y Canadá para conservar este fenómeno migratorio.

Nadie se explica todavía cómo lo logran. "No es como las abejas que siguen a una reina", dice Doris Martínez. "Empieza a subir la temperatura y ellas enseguida empiezan a volar".

El cambio de temperatura, una menor humedad y cambios en la presión atmosférica son la señal de que tienen que reproducirse y luego irse. Las mariposas son muy sensibles. Hace unos días, una fuerte granizada sorprendió a Piedra Herrada.

"Las mariposas estaban en racimos en distintos árboles y un día antes se agruparon. Nosotros decíamos: ¿por qué se protegen así? Y después granizó. Ellas tienen un conocimiento más allá de nosotros", explica la guía Cecilia.

Los cambios climáticos las afectan. También la tala y degradación de bosques en México y el uso de herbicidas en los campos agrícolas de Estados Unidos. Cada año se calcula cuántas llegaron, a partir de la superficie que ocupan en los bosques, como indicador de la salud de su ruta.

La esposa de Urquhart, el zoólogo canadiense que las andaba buscando sin éxito, tuvo la idea en 1972 de escribir a diarios mexicanos para invitar a voluntarios a rastrear a las mariposas.

Desde México, el estadounidense Kenneth Brugger y su esposa mexicana respondieron al llamado. Buscaron en cerros y bosques. Dos años más tarde le dieron la buena noticia: "Las encontramos".