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11,2 km/seg

No es que el futuro en el que vivimos nos quede a deber mucho en comparación con el que la ciencia ficción nos prometía. La mayoría de los portentos tecnológicos aquí están ya, terminados o en sus últimas etapas de desarrollo. El problema es que resultan prohibitivamente caros para el 99.981 por ciento de la población mundial.

El turismo espacial por ejemplo es digamos una realidad, pero sólo accesible para un putrillonario muy, muy aburrido.

—¿Y qué tal tus vacaciones fuera de órbita?
—¡Meh…!

Sucede que por mucho que nos enorgullezcamos de nuestros gadgets portátiles y nuestra red de comunicaciones, que nos permiten intercambiar memes y porno como nunca antes soñó el ser humano, en lo relativo a la aeronáutica sin embargo, el reto sigue siendo el mismo que imponen desde siempre las leyes de la física: escapar de la gravedad terrestre.

Eso y no otra cosa es lo que encarece el turismo y toda la exploración espacial en general, porque si lo pensamos un instante, resulta que el destino hasta nos anda saliendo gratis.

Pero elevar cada kilogramo de cosmonauta hasta una altura tal que no caiga ya por efecto de la atracción gravitacional a la superficie terrestre demanda una cantidad increíble energía, energía que requiere muchísimo combustible, combustible que representa un madrotal (disculpe el término, lo usan en la NASA para expresar cantidades estratosféricas), decía: un madrotal de dólares y ello son más pesos de los que usted verá en su tracalera existencia (sorry, pero así es).

En la Tierra son 11.2 km/seg la velocidad que un proyectil debe conseguir para escapar de la odiosa gravedad. Y así expresada ni suena tan imponente, pero intente alcanzarla de subidita con pura gasolina Premium y yo creo sus sueños interestelares se desvanecen antes de que le llenen el tanque.

Pero ya le digo, 11.42 Km/seg es la cifra a alcanzar, conocida también como “velocidad de escape”. Por debajo de este número, el proyectil en cuestión caería inexorablemente, pero de superar esta barrera, el objeto se aleja indefinidamente de nuestro campo gravitacional al grito de “¡ya chingué!”.

Un reto similar afronta el profe favorito de esta comarca: Destacado por la Revista Forbes, huésped distinguido en Barcelona, exPresidente Nacional del partido fundado por Lord Voldemort (el PRI), antiguo monarca coahuilense hoy hermano incómodo de su hermano y sucesor, el hijo predilecto de esta tierra, Humberto “Colombia” Moreira.

Sólo que Humbertico no requiere de velocidad, sino que requiere votos y no para él, no vaya usted a mal pensar, los requiere para esa naciente y pujante divisa política de su invención llamada Partido Joden. Le explico:

Luego de guardar un bajo perfil desde su muy honroso regreso de la Madre Patria, Humberto comenzó a reclamar la atención mediática conforme se acercaba el periodo electoral

Echó bravatas en espacios “informativos” de su propiedad y otros que le hacen segunda, demandó periodistas, hizo declaraciones temerarias. Pero nada, su partido, el Revolucionario Institucional no le arropó con una candidatura. ¿Por qué? Pues porque la imagen de Humberto es tan frágil al menor cuestionamiento, tan impugnable, que es un flanco abierto  y vulnerable para el tricolor no sólo comarcano, sino de todo el País.

Y como no obtuvo una postulación del partido que dirigió a nivel nacional, y no puede hacer campaña con otra camiseta porque entonces perdería los privilegios con su Alma Ráter (ésta expresión es nueva, vamos a incorporarla al glosario de la Nación Petatiux), ahora espera como plurinominal del Partido Joden.

Este joven partido, o mejor dicho, partido chavo ruco, no fue creado para ganar ningún cargo de elección, pero sí como bote salvavidas de Humberto, ya que lo único que necesita es obtener el tres por ciento de la votación efectiva de los próximos comicios, lo que puede variar entre 20 mil y 40 mil votos, dependiendo de la convocatoria que tengan los próximos comicios.

Tres por ciento de los votos para hacer de Humberto un diputado por la vía de la representación proporcional, o sea, plurinominal; ganando así todas las prerrogativas, entre ellas el fuero constitucional, que no es que le interese, en absoluto a Humberto o que lo necesite. ¡Pero qué le vamos a hacer, si viene en paquete junto con el sueldazo y el aguinaldazo!

Con una votación menor la aspiración de  Humberto se estrella en el suelo vil, pero si la alcanza se me hace que el profe se nos va a las estrellas y no lo volvemos a ver. Así que yo le aconsejo, no que no vote por el Partido Joden, (yo sé que todos los lectores de esta columna somos gente de bien y ni en sueños compraríamos semejante bodrio) sino que salga alfabetizar a alguien que lo necesite y explíquele por qué este partido NOdebe alcanzar esta votación de escape del tres por ciento.

El creador de esa mamarrachada requiere una cuota de sufragios para escapar de la gravedad de sus acusaciones. Ya sabe: La consigna es: ni un solo voto a ningún candidato del Partido Joden.  ¡Evite que Humberto alcance la velocidad de escape!


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