Dos amigos se encontraron después de muchos años de no verse.
-¡Qué bárbaro, Fulano! -le dijo el uno al otro-. ¡Qué mal te ves! ¡Cómo se te notan en la cara los efectos de tu alcoholismo!
-Perdona -replicó el otro, molesto-. Soy abstemio. Jamás pruebo una gota de licor.
-Pues qué desperdicio -comentó el primero-. Deberías aprovechar esa cara de borrachote que tienes.
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Dijo un cínico hablando del santo patrono de su lugar:
-Pa’l santo que’s, y pa’ los milagros que hace, con dos repiques tiene. Y hasta se me hace mucho.
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Frase de un general revolucionario:
-¡Nosotros jamás retrocedemos, compañeros! ¡Damos la media vuelta y seguimos avanzando!
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Antenoche fui a tu casa,
me recargué en la parota,
y no fuiste pa’ decirme:
“Te pica la guajolota”.
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Si un abogado gana un pleito en primera instancia, cobra una gallina. Si lo pierde en segunda instancia, cobra una vaca.
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“Nada más cortando güevos se enseña uno a capador”.
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A preguntas embarazosas, respuestas anticonceptivas.
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Si la caca se vendiera, el pobre no tendría fundillo.
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El que es pobre se puede morir. Lo que no puede hacer es enfermarse.
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Suegra y nuera, perro y gato, no comen del mismo plato.
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Cura, abogado y doctor, mientras más lejos mejor.
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Des’que mi esposa trabaja, de pendejo no me baja.
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Receta de salud: “Poca cama, poco plato, mucha suela de zapato”. (Es decir dormir poco, comer poco y caminar mucho).
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Boca con boca se desboca.
Si las mujeres son tan buenas, ¿por qué Diosito no agarró una pa’ Él?
-Si no llueve en abril haremos lo que los alemanes.
-¿Qué hacen los alemanes?
-Se esperan pa’ mayo.
Todas estas cosas de ingenio popular vienen en un libro con “Chascarrillos, dichos y dicharachos del pueblo mexicano”. Lo escribió don Juan Sierra Correa, tamaulipeco de Llera, lugar que ha dado a la República ingenios peregrinos. El libro está dedicado a quien esto escribe “Como un merecido homenaje por su aportación cultural”. Un servidor agradece esa generosa dedicatoria.