Monterrey, México.- El Clásico Regio se vistió de gala para la edición 110 del dueño fraterno entre Tigres y Rayados, con una auténtica fiesta norteña que detuvo por un día entero el ritmo de la Sultana del Norte al separar en dos a sus aficiones que vivieron así el partido más importante del semestre.

Los albiazules que recibieron a su máximo rival en el duelo por el orgullo se mostraron confiados en un resultado positivo para los del Cerro de la Silla que amarre así su pase a la Liguilla cuando restarian aún dos fechas más por disputar en la LigaMx.

La confianza además según manifestaban se cimentaba en el buen momento de los Rayados en el torneo casero que supera en puntos y regularidad lo mostrado por los comandados por Ricardo Ferretti en el Clausura 2017, en un partido con una mayoría notable de los albiazules en una tribuna literalmente pintada de azul y blanco.

Por su parte, la afición de los felinos realizó una caravana desde el estacionamiento de un conocido parque de diversiones ubicado en la Avenida Pablo Livas hacia el Estadio BBVA con una afluencia de alrededor de 300 aficionados quienes presumieron la última corona de los universitarios quiere llegan como el más reciente campeón de la LigaMx.

Asimismo, la barra hizo mofa de la paternidad que presume la afición de los Rayados al señalar que son los auriazules el equipo más ganador del Estado de Nuevo León con cinco estrellas pese a las eliminaciones sufridas a manos del cuadro albiazul en las Liguillas.

Sin embargo fue apenas un mínimo porcentaje de aficionados felinos el que pudo ingresar al inmueble Rayado, siendo incluso recibidos por sonoros abucheos y cánticos de 'tienen miedo' por parte de los albiazules, que ya se encontraban en los alrededores de la casa del Monterrey.

Cabe señalar, la numerosa presencia de los elementos de seguridad pública y privada del club quienes montaron un operativo que no arrojó detenidos y filtró a los aficionados sin boletos desde un radio de más de 100 metros del inmueble con la finalidad de evitar brotes de violencia entre ambas aficiones de los equipos norteños.