Mirador 10/05/17

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Mirador 10/05/17

El buen Dios se veía muy apurado.

Al principio de todos los tiempos el Espíritu le ordenó:

–Rige la marcha de los astros en el universo. Organiza las galaxias de manera que vayan ordenadamente por el cosmos. Haz que el Sol gire en torno de mí, y que en torno del Sol giren con armonía los planetas. Determina el cambio de las estaciones. Dirige el flujo de las mareas. Traza el curso de los ríos. Marca la elevación de las montañas. Sobre todo, cuida y protege a los niños y a las niñas…

–¡Por mí! –exclamó Dios mortificado–. ¡Sólo tengo dos manos!

El Señor supo que con dos manos nada más no podría hacerlo todo.

Fue entonces cuando hizo a las mamás.

Desde entonces Diosito tiene muchas manos.

¡Hasta mañana!...