En medio de un parto, una doctora rompe fuente

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En medio de un parto, una doctora rompe fuente

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Pero en la madrugada del 28 de julio —más o menos un mes antes de la fecha—, Jacobs acababa de terminar de asistir en el tercer parto de su turno cuando algo le llamó la atención.

Los médicos deben ser capaces de hacer muchas cosas al mismo tiempo, pero una obstetra embarazada de Iowa dio cátedra al terminar de asistir en un parto... y darse cuenta de que le tocaba a ella.

Emily Jacobs, obstetra y ginecóloga residente del hospital y las clínicas de la Universidad de Iowa, sabe bastante de partos. Desde que comenzó su residencia en julio, ella se acostumbró a trabajar 80 horas por semana y ayudó en decenas de partos en su primer mes, según el Iowa City Press-Citizen.

“Es el ritmo típico del obstetra”, afirmó Jacobs. “Se puede volver bastante caótico”.

En la locura de la residencia, Jacobs también se acercaba al final de su embarazo. Ella y su marido, Ryan Jacobs, esperaban a su primogénito para el 24 de agosto.

“Me sentí bien las primeras tres semanas. Ayudaba en los partos de los bebés y trabaja por la noche en el hospital”, declaró Emily Jacobs al Press-Citizen.

Pero en la madrugada del 28 de julio —más o menos un mes antes de la fecha—, Jacobs acababa de terminar de asistir en el tercer parto de su turno cuando algo le llamó la atención.

“Noté lo que me pareció líquido amniótico de la paciente mientras hacía el trabajo de parto”, le declaró a ABC News. “Recién al salir de la sala me di cuenta de que era yo la que había roto bolsa”.

Jacobs olvidó el celular en su casa, y tuvo que pedirle prestado uno a un colega para llamar a su marido, que estaba profundamente dormido.

“Recibí una llamada a las 4:45 de la mañana, pero no atendí porque no reconocí el número”, declaró Ryan Jacobs al Press-Citizen. “Luego ella me mandó un mensaje de texto contándome lo que estaba sucediendo y salí disparado”.

Mientras tanto, Emily Jacobs todavía trataba de procesar lo que estaba ocurriendo.

“Estaba un poco asustada porque todavía estábamos viendo pacientes y mi supervisora simplemente sonrió, me dijo que volviera a una de las salas de triage y la esperara para confirmar que era mi bolsa”, le declaró a ABC News.

Con ayuda de su médica, su profesora y sus colegas de la residencia, Emily Jacobs recibió a su bebé sano unas horas más tarde. Jett Eric Jacobs pesó 2,77 kilos, “bastante grande para un bebé de 36 semanas”, declaró ella al Press-Citizen.

Jacobs dijo que toda la experiencia —un parto prematuro, ictericia y un caso bastante grave de mastitis— la ayudó a ser mejor doctora.

“Sin duda me dio empatía y me volvió más atenta a lo que es atravesar algunas complicaciones en un embarazo”, le contó a ABC News. “Muchas veces la gente que llega en trabajo de parto prematuro está [...] muy preocupada por su salud y las de sus bebés. Ahora que lo viví, sin duda puedo apreciar lo preocupada y nerviosa que se pone una”.

El pequeño Jett —que ahora, con siete semanas de vida, pesa 4,5 kg— se quedará en casa con su papá durante su primer año mientras su madre regresa al hospital a ayudar a parir bebés.

“Quería ayudar a Emily con su sueño de ser médica y madre”, declaró Ryan Jacobs al Press-Gazette. “Realmente no puedo esperar para hacerlo”.