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¿Por qué somos propensos a compararnos con otros y a criticar? 5 maneras de cambiar el comportamiento
Me siento inferior a casi todas las personas que conozco. Si salimos con otros, paso todo el tiempo deseando ser como tal o cual persona. Me comparo constantemente, aunque sé que eso me genera problemas y desearía evitarlo. Pero también tengo tendencia a criticar a los demás.
En un primer momento, me siento inferior a alguien y luego me veo buscándole algo malo para poder sentirme mejor. ¿Podría darme algún consejo para evitar que mi mente vaya en esa dirección? Y ¿cómo puedo ser feliz como soy y no compararme tanto?
Respuesta:
Nos alegra que haga esa pregunta porque, a decir verdad, todos nos comparamos con otros y no nos sirve para nada. Si la comparación termina haciéndonos sentir que podemos ser mejores que otra persona con la que compartimos un mismo espacio, aunque le dé un empujón temporario a nuestro ego, no es una victoria. Desde nuestro punto de vista, dejar que el ego se sienta superior a los demás significa en definitiva que somos una persona que no queremos ser, y eso a la larga nos lastima.
Queremos que usted entienda por qué los seres humanos hacemos esos juegos de compararnos y separarnos de los otros.
Consideramos que esta conducta está arraigada en nuestro intento de enfrentar nuestro miedo básico más profundo y oscuro -el miedo al fracaso (no valer lo suficiente). Un miedo con el que, dicho sea de paso, todos luchamos en cierta medida todos los días. Y es un miedo doloroso también. Para colmo, hay una voz en su cabeza que quiere que usted se compare todo el tiempo con otros, lo cual hace que se sienta en falta la mayor parte del tiempo.
Pensar negativamente sobre nosotros es tan doloroso que todo el tiempo, inconscientemente, buscamos formas de apaciguarlo o aquietarlo. Recurrimos a lo que sea que funcione, aunque sea por un tiempo.
Una de las técnicas que usamos más inconscientemente es algo que llamamos el “Juego de la Vergüenza y la Culpa”.
Funciona de la siguiente manera: cuanta más vergüenza (miedo al fracaso) experimentamos, más buscamos cosas malas en el otro y nos concentramos en sus cualidades negativas, lo cual nos hace sentir temporalmente mejor.
La mayoría de las veces, empero, no nos damos cuenta conscientemente de que hacemos esto para sentirnos mejor. Pero es lo que está sucediendo.
Otra técnica común para aplacar nuestro miedo (que la humanidad utiliza desde los albores de los tiempos) tiene que ver con separarnos de los otros para vernos a “nosotros” como los buenos y a “ellos” como los malos. Usaremos cualquier cosa y todo lo que encontremos para hacerlo.
Nos dividimos en grupos fundados en la raza, la religión, el país, cuál es nuestro equipo deportivo favorito (el rojo o el azul), que gaseosa bebemos (Coca o Pepsi) o qué aderezo preferimos para el sándwich (mayonesa o Miracle Whip). Cualquier diferencia, por significativa o insignificante que sea, sirve si podemos justificar por qué nosotros tenemos razón y los otros están equivocados o son peores.
Esto se agrava cuando lo hacemos en grupos. Los otros que están de acuerdo con nosotros parecen validar nuestros sentimientos de superioridad, odio o prejuicio contra “ellos” y la división se amplía. Si se pone a pensarlo, esa tendencia es responsable de la mayoría de los problemas en el planeta. Muchas veces, un grupo de personas piensa que es mejor que otro grupo.
¿Usted juzga a los demás?
¿Encuentra defectos en las personas que lo/la intimidan (que le hacen sentir que es inferior), para poder menospreciarlas o rebajarlas y sentirse mejor?
¿Es propenso/a al cotilleo o a hablar mal de otros?
¿Existe la posibilidad de que su tendencia a serlo sea impulsada por sus miedos e inseguridades?
Nos proponemos explicarle esta tendencia para que usted tome conciencia de las técnicas que puede utilizar para aplacar su miedo.
A continuación, 5 maneras de cambiar su pensamiento, aplacar su miedo y aceptarse para poder dejar de compararse con otros:
1. Cambie la forma de determinar el valor de todos los seres humanos.
Le recomendamos que cambie su creencia inconsciente de que el valor humano puede aumentar o disminuir, y que ese valor se funda en su desempeño y su apariencia (que es su sistema actual a nivel inconsciente). Adopte, en cambio, una política que diga que todos los seres humanos tenemos el mismo valor intrínseco inmutable.
Constatamos que si se cambia el principio fundacional sobre el que basamos el valor de todos los seres humanos, usted podrá con el tiempo acercarse a un punto en el que lo aplicará también para usted y su miedo al fracaso retrocederá. Comenzará a creer que usted vale lo suficiente porque no puede ser menos que los demás si todos tenemos el mismo valor.
2. Utilice la nueva política como recordatorio de que las divisiones significan que somos diferentes, pero con igual valor.
La realidad es que todos somos diferentes.
Usted es único en su tipo y nunca habrá otro ser humano igual. Estas diferencias hacen que la vida sea interesante y emocionante. ¿No sería aburrido que todos fuéramos iguales?
Estas diferencias también nos aportan lecciones interesantes e importantes en materia de tolerancia y aceptación y amplían los límites de nuestro amor y compasión. No nos separan por valor. Cada día, practique ver a los demás diferentes pero iguales.
3. Concéntrese en sus fortalezas.
Quizá no tenga los talentos, el físico o la inteligencia que tienen otros, pero sí tiene algo. Todos lo tenemos. Tiene algo en lo que es bueno/a. La cuestión es dejar de tratar de ser diferente, o tener lo que tienen otros y ser simplemente usted. Sea usted en su mejor versión
4. Hágase cargo de sus defectos, pero recuerde que no cambian su valor.
Sí, hay cosas en las que no es bueno/a. He tenido que enfrentar el hecho de que no soy una mujer con talentos en materia de cabello y maquillaje. Me esfuerzo por armar un atuendo y estoy más cómoda en jeans que con un vestido elegante. Durante la mayor parte de mi vida, miré a las mujeres bellas con un estilo impecable y un cabello perfecto y me atribuí mucho menos valor.
Ahora asumo plenamente mis deficiencias, y he decidido esforzarme cada día por estar vestida y arreglarme el peinado. Después me digo a mí misma que en realidad no es lo mío; mejor salgo y les hago llegar mi amor. Soy mejor en eso. Nadie es bueno en todo, o sea que debemos asumir nuestras debilidades, trabajar en ellas, pero no dejar que afecten nuestro valor.
5. Deje de lado la crítica para poder proclamar un valor infinito para usted también.
Elegir una política que diga que todos los seres humanos tenemos el mismo valor viene con una condición: usted debe dejar de lado la crítica si quiere que este cambio de política funcione. No puede seguir tildando a los otros de no ser lo bastante buenos (diciendo chismes o pensando cosas malas sobre ellos) y no obstante considerar al mismo tiempo que su propio valor es infinito y absoluto.
Si sigue juzgando a los demás, le está dando poder al viejo sistema de creencias de que las personas no valen lo suficiente. Si le da poder a esa creencia, nunca la cambiará para usted tampoco y su autoestima seguirá sufriendo. Si quiere sentirse fuerte con respecto a su valor, debe abandonar la crítica y dejar que todos a su alrededor también tengan un valor infinito e inmutable.
Hemos constatado que, trabajando en estas cinco cosas, la necesidad de compararse y criticar a otros disminuye rápidamente. Una vez que adopte la idea de que su valor no puede cambiar, verá que lo que los demás hacen, o lucen o dicen, no tiene ningún tipo de efecto en usted. Descubrirá asimismo que puede permitirles ser como son, y concentrarse en disfrutar siendo como es.
Usted puede hacerlo.