Mirador 11/10/17

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Mirador 11/10/17

¿Alguien se acordará todavía de la revista “Chiquitín”?

Era una publicación católica destinada a los niños.

En aquellos años, tan lejanos en el tiempo, de tanta cercanía en el recuerdo, aparecían dos revistas infantiles de gran venta, popularísimas las dos. Una se llamaba “Pepín”;

“Chamaco” la otra. La jerarquía de la Iglesia consideró que esas publicaciones proponían malos ejemplos a la infancia, y promovió otra destinada a combatirlas. Para bautizarla se combinaron, por razón de marketing, los nombres de aquellas dos inmorales revistas, y la eclesial se llamó “Chiquitín”.

Se ponía a la venta los domingos. Yo la esperaba con ansiedad, pues me gustaba mucho. La compraba a la salida de la misa –quizá sólo por eso iba a la misa-, y pagaba con gusto los 15 centavos que costaba, de los 20 que mi padre me daba de domingo.

Dejé de leerla cuando llegué a la adolescencia. En adelante mis revistas fueron “Vea”, “Pigalle” y “Vodevil”, tempranas versiones mexicanas del Playboy.

Si hoy en alguna librería de viejo me ofrecieran un ejemplar del “Vea” y otro del “Chiquitín” batallaría para escoger entre ellos. Seguramente acabaría por comprar los dos.

¡Hasta mañana!...