Lo sabroso del chisme

Usted está aquí

Lo sabroso del chisme

Alguna vez leí que el que es chismoso es tan vil como el que mata.

Que chismorrear es tan vil como matar.

Y se entiende, porque la lengua es un arma y un arma que mata.

Por eso aquello de “las lenguas viperinas”, “dicen las malas lenguas”, o “lenguas de doble filo”.

No, si le digo que el chisme es canijo.

Ah, pero qué sabroso es chismorrear, echarse el chal, estar de chona, de licha.

Es una cosa preciosa eso de sacarle la garra a los demás, de comer cristiano en Cuaresma, de estar metiendo hilo pa sacar hebra.

Qué rico.

¿No me diga que usted no le ha hecho al chisme? Ya, no se haga de la boca chiquita.

Si hasta en las oficinas se dice que es el deporte favorito de los empleados estar chismorreando de tal o cual persona indeseable, aborrecible, insoportable, mendigota.

Sin duda que hay de chismosos a chismosos, hay gente que es autoridad, campeona en eso y hasta le da por la onda de la inventiva y se compone unos chismes… que desatan argüendes.

Vieja y arraigada práctica del barrio es el chisme, no me diga que no.

 

Y cómo abundan las vecinas comunicativas, oiga, por eso aquello de que doña fulanita, no digo nombres, es muy comunicativa, que es el periódico del barrio.

Comunicativa, claro, qué chido eufemismo para decir que una vieja es chismosa.

Claro, el chisme tenía que entrar también en la globalización, en la dinámica de las nuevas tecnologías.

Qué chismógrafo ni qué ojo de hacha.

¿Qué tendrá el chisme que lo hace tan delicioso, y por lo mismo, irresistible?

Yo creo que es algo cerebral, de las neuronas de la felicidad, sí yo creo.

Pero eso del chisme tiene su chiste, no crea: se requiere sobre todo de tiempo y de arte, a según se ve, no piense que yo sé mucho de eso, se podría decir que soy neófito en el asunto, como en tantos otros.

Oiga, como la vecina que va con la otra vecina con el pretexto de dejarle un taquito para juntarse y ponerse al corriente de los últimos chismes.

Viejas jacaleras, sinquehacer, digo yo.

Pero ay qué lindo es el chisme.