Mirador 30/10/17

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Mirador 30/10/17

El viajero ha dormido anoche en una cabaña junto al mar.

Se durmió oyendo el golpe de las olas, a la luz de una luna sarracena. Lo despertó horas después el batir del oleaje en los cercanos arrecifes.

El viajero ama el mar. El viajero teme al mar. Alguna vez soñó con hacerse marinero, pero tanta tierra llevaba en los ojos y en el pecho que dejó de soñar su sueño. Ahora mira el mar con ese vago modo de melancolía que es la nostalgia.

En tiempos de su juventud el viajero amó a una mujer a la que temía. ¿Por qué la amaba? Por su hermosura y su inteligencia. ¿Por qué la temía? Por su inteligencia y su hermosura. Terminó alejándose de ella para siempre. Terminó recordándola para siempre.

Abrazado por los brazos de la noche el viajero piensa en esa mujer mientras suenan cercanas las olas. Mañana regresará a su tierra, tan lejos de ese mar que al mismo tiempo lo arrulla y lo estremece. Llega por fin el sueño, y en su sueño el viajero ve a esa mujer que tenía la belleza del mar y su misterio, y mira en ese mar la belleza y el misterio que tenía aquella mujer.
—No.

¡Hasta mañana!...