Mirador 08/12/17

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Mirador 08/12/17

Me gusta el frío porque no tengo frío.

¿Cómo podría tenerlo si vivo en una casa donde arden al mismo tiempo el fuego del amor y el de la chimenea?

¿Cómo podría tenerlo si por la noche me cubro con esta cobija saltillera de las que llaman “de lana y lana”, blanca como una luna y caliente como un sol?

¿Cómo podría tener frío si llevo mi chaquetón de pluma de ganso, y mis guantes gruesos, y la bufanda que me tejió mi esposa, tan tibia y suave como sus manos?

¿Cómo podría tenerlo si bebo mi ponche de guayaba con añadidura de ron marinero, o mi té de yerbanís, humeante, o este brandy de España con sabor y aroma de coñac de Francia, capaz de volver tórrida a Noruega, según escribió Góngora?

Me gusta el frío porque no tengo frío.

Me pregunto si a los que tienen frío les gustará el frío.

¡Hasta mañana!...