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Últimas reflexiones antes del puente decembrino
Es muy difícil ver un enfrentamiento desde el cómodo palco de la imparcialidad.
Sobre todo en la arena política, cuando dos personajes se dan de verdad con ganas de sacarse el mole ¡vaya!, no es que no se disfrute o agradezca, pero es fácil que el corazoncito lo traicione a uno y ya sea por simpatía hacia alguno, aunque es más probable que sea por aborrecimiento al otro, pero terminamos por decantarnos por alguno de los dos.
Hay que tener mucho cuidado porque, independientemente de nuestras filias o aversiones, los hechos hablan por sí solos.
Es como profesarle devoción a DC Comics o al Universo Marvel; como ser hincha de los Tigres o de los Rayados; como preferir “El Costeñito” o “Las Escolleras”, al final no se puede fingir la taquilla, los goles o el sabor.
Así que si en el reciente y amargo episodio que protagonizaron el exgobernador, Moreira II, y el aun alcalde, Isidro “El Chilo” López, se sintió compelido a manifestarse en apoyo de uno o de otro, déjeme decirle que es lo de menos.
Ya sea que usted tenga atravesado al Presidente Municipal de la “Saraperópolis” (porque le impuso una abusiva fotomulta contra su bendito derecho a manejar hecho madre y, a pesar de que usted nunca pagó dicha multa, “Chilo” se gastó su dinero en alcohol y mujerzuelas); o que vea en Rubén Moreira a la síntesis de la corrupción tricolor, la suma de todos los vicios de la política y a la definición misma del caciquismo, tenemos que dejar de lado nuestras percepciones y avocarnos a los hechos duros.
Y parece ser innegable que el Gobierno del Estado, tan sólo durante el último año de la gestión de Moreira Valdez, le escamoteó al Municipio de Saltillo algo así como 136 millones de pesos.
Es un hecho verificable para cualquiera que desee revisar las cuentas públicas, que el Estado hizo perdedizos los recursos que la Federación destinó a la Capital coahuilense.
“¡Claro!”, estaríamos tentados a pensar: “Es porque Rubén nunca quiso a “Chilo” y como castigo le hizo de agua el recurso de los saltillenses”.
Sí, ello sería de considerarse, de nos ser porque resulta que no sólo Saltillo dejó de recibir su participación federal, sino que el resto de los municipios de Coahuila están en la misma situación.
Lo que sí creo es que (quizás por el encono político) es el de Saltillo hasta donde sé, el único Ayuntamiento que ha hecho el pertinente reclamo. ¿Qué onda con el resto de los municipios y alcaldes coahuilenses? ¿Nada qué comentar?
La Ley es muy clara al respecto, por allí cerca del Episodio 8, versículo tercero, segundo piso, a la letra dice: “Lana que no se ejerza la habréis de regresar”.
Y en efecto, la Auditoria Superior de la Federación detectó que el Gobierno de Coahuila no cumplió con lo establecido para la distribución de participaciones federales a los municipios de en el Estado, lo que obligó a que se reintegraran a las arcas de la Nación algo así como 369 millones 805 mil pesos.
El Estado debió publicar el monto destinado para cada municipio y la deducción matemática mediante la cual se obtuvo dicha cifra. En cambio el Estado se hizo maje y no podemos decir esta vez que se clavaron directamente el recurso, porque según se nos dice, se reintegra a la Federación.
Pero, en vísperas de la sucesión del Ejecutivo, en vísperas de elecciones presidenciales, hacerse medio pendejo y devolverle algunos cientos de millones a Los Pinos, es la mejor inversión a futuro para alguien al que se le acabó el sexenio y se queda descobijado.
Discúlpeme, de verdad, discúlpeme un ch… chorro si pienso mal, pero ya sabe que es la manera más segura de elucubrar una suposición.
Es gracioso (o al menos a mí me lo parece) que el alcalde electo de Saltillo, Manolo Jiménez, haya iniciado una campaña de desprestigio contra su padrino y quien habrá de ser su antecesor en el cargo, Isidro López, aduciendo que dejará endeudado al Municipio por 120 millones de pesos (entre cuentas pendientes y pagos a proveedores).
Sin demostrar que exista débito bancario (que sí genera intereses) o que los pasivos del Ayuntamiento de Satillo están fuera de lugar, Jiménez podría pronunciarse mejor en contra de recibir un Municipio al que le jinetearon, desde el Gobierno Estatal, un monto superior al pasivo que dice que habrá de heredar con el cargo.
Eso no es todo, una versión de El Norte asegura que Rubén tampoco entregó a los municipios Coahuilenses lo correspondiente a la recaudación del ISN, lo que bajita la mano sería un faltante de más de ¡tres mil seiscientos millones de pesos!
Como ya ve, los señalamientos no son poca cosa. Moreira y secuaces podrían enfrentar imputaciones que implican cárcel… O podrían no enfrentar ni madres porque después de todo estamos en México (y recuerde que una de mis hipótesis es que el desvío de recursos es para financiar la campaña del nuevo Presidente), así que tampoco nos hagamos muchas ilusiones.
Total que lo único que obtuvimos los ciudadanos a cambio de esta millonada que nos hicieron perdediza fue una transcripción de la airada llamada (ni siquiera el placer de un audio nos dieron) que hizo el Gobernador saliente al todavía Alcalde, en la que despotrica, bravuconea y amenaza. Y luego tenemos al mismo Moreira negando la llamada y las amenazas, pero sin tener empacho para llamar allí mismo al alcalde animal y rajón. En vez de dar una respuesta puntual, verificable y categórica sobre el destino de todos esos millones ¡Qué finura!
Desde el cambio de Poder en Coahuila, sin embargo, Moreira Valdez ha decidido hacer mutis y quizás así lo haga de aquí hasta que se conozcan los resultado de los comicios 2018.
Eso a menos que alguna autoridad lo requiera para rendir cuentas sobre su catastrófica gestión.
Un deseo de corazón para esta Navidad es que los municipios de Coahuila recuperasen su dinero y que Santa Claus le traiga al exgobernador Moreira Valdez una piyama de rayas.
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