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Mirador 28/12/17
Todos los niños son un Niño Dios.
Y las niñas también.
Son Niños Dios los niños de la calle que duermen en un rincón cubiertos con periódicos y temblando de frío.
Son Niños Dios las niñas a quienes sus padres obligan a pedir limosna para drogarse o embriagarse con el dinero que las pequeñas logran reunir.
Son Niños Dios los hijos de los migrantes que van con ellos a la ventura, a la desventura casi siempre.
Son Niños Dios las niñas indígenas que sólo se alimentan con tortillas, unos pocos frijoles y algunos tragos de café.
Son Niños Dios los niños maltratados, los que son víctimas de abusos cuya injusticia clama al cielo.
Todos los niños pobres son un Niño Dios.
No son tan hermosos como los del Nacimiento, pero en ellos Dios se hace niño.
Hagamos algo por esos Niños Dios.
¡Hasta mañana!...