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‘Shaná tová’: Un 2018 bueno para todos
El rabino Benjamín Blech comenta que entre los judíos no se desean “feliz año nuevo”, en lugar de esto utilizan la expresión “Shaná tová” que no tiene conexión con la expresión “feliz año nuevo”; más bien, mediante este concepto los judíos transmiten el deseo de “un año bueno”, no de un año feliz.
Esta costumbre tiene un profundo y extraordinario sentido, para explicarlo Blech refiere a la autora Emily Esfahani Smith escritora del libro “El arte de cultivar una vida con sentido”, la cual asegura que “ser feliz no lo es todo en la vida”; Emily sostiene que “la felicidad sin significado está caracterizada por una vida relativamente superficial e incluso egoísta, en la que todo está bien, las necesidades y los deseos son satisfechos sin dificultad y las complicaciones son evitadas”.
CULTURA MILENARIA
Emily, a su vez, refiere un estudio que reveló que “aquello que separa a los humanos de los animales no es la búsqueda de la felicidad, lo cual ocurre en todo el mundo natural, sino que es la búsqueda de sentido, la cual sólo existe en los humanos”, realidad que hace tiempo ya había expresado Vicktor Frankl.
Lo más interesante, como menciona Blech, es que desde hace miles de años (sin los descubrimientos de los estudios del siglo XXI), los judíos comprendían intuitivamente que “feliz es bueno, pero bueno es mejor”, por ello “desear un feliz año nuevo implica darle primacía al ideal de una cultura hedonista cuyo objetivo principal es pasarla bien, mientras que buscar un año bueno implica reconocer la superioridad del significado por sobre la alegría del momento”.
SIGNIFICADO
Según Blech bueno tiene un significado especial en la Torá: “la primera vez que encontramos esta palabra es en la serie de oraciones en la cual Dios, después de cada día de creación, ve su obra y la proclama buena. Y no sólo eso, sino que cuando Dios completó su obra vio todo lo que había hecho y “he aquí que era muy bueno” (…) “La palabra bueno indica que cada parte de la creación cumplía con el propósito de Dios; cada parte era buena porque era lo que debía ser (…) “Somos buenos cuando logramos nuestro propósito; nuestra vida es buena cuando en ella se cumple lo que tenemos que hacer”; en este sentido, “shaná tová” no enfatiza la felicidad en el sentido que muchos la entienden, pero es una manera efectiva para alcanzarla.
LO SABEN
La gente plena, sabe que en la vida no todo es bienestar, que existen baches en la salud o tragedias; por ello, es bueno ser realista: caminar por la vida dando gracias a Dios por le que se tiene, pero también por lo que se carece; trascendiendo el concepto de esa alegría que se deriva de recibir de los demás, para arribar al significado profundo de disfrutar de una “vida significativa y trascendente”, ciertamente no ausente de dolor, tristeza y padecimientos. Una existencia en la que se disfruta dando alegría y acompañamiento a los demás y que sabe que eso de sonreír o morir es falso.
YA PASÓ
Alegrías y penas han quedado resguardadas en nuestros corazones. Anhelos, proyectos realizados, intenciones y muchos “hubiera” también quedan para siempre en 2017. Y las preguntas de cada nuevo año resurgen: ¿Qué nos deparará el año porvenir? ¿Qué alegrías y pesares lo acompañan? ¿Seremos testigos del último día de este año?
DE NUEVO
El forzoso rito de actualizar los directorios de las agendas ha llegado. Constataremos que hay personas cuyos nombres ya no apuntaremos, porque las dejamos de frecuentar, o debido a que ha concluido ese proyecto o negocio que tenía relación con dichas personas. Pero también, con profunda tristeza, nos percataremos de nombres que hay que suprimir, porque la mismísima muerte se los ha llevado para siempre. Subiendo que aquellos que quisimos jamás nos deshabitan.
Yo veo -con nostalgia- en mi directorio personal los nombres de esos pocos, pero verdaderos amigos que, año tras año, permanecen inmutables en sus hojas. Y digo nostalgia porque al repasar sus nombres me recuerda lo mucho que se les quiere, pero lo poco que se les frecuenta, por los azares mismos de la vida, o por las endemoniadas prisas y compromisos.
EL PASO DEL TIEMPO
En este sentido Viktor Frankl brinda una estupenda manera de apreciar el paso del tiempo:
“Es cierto que no se pude traer el tiempo transcurrido; pero lo que haya ocurrido en él es intocable, invulnerable. Y, de esta suerte, el tiempo fugaz no sólo es un ladrón, sino también un depositario fiel.
Y cuando una visión del mundo fija la mirada en lo transitorio de la existencia, no por eso debe ser pesimista. Si intentáramos expresar esto con una analogía, podríamos decir: el pesimista es como un hombre que esta frente a un almanaque y con temor y dolor ve cómo este almanaque, al que diariamente arranca una hoja, va quedando cada vez más delgado.
Mientras que un hombre que concibiera la vida del modo que acabamos de explicar se parecería a una persona que añade con todo cuidado y atención la hoja que acaba de arrancar a las que ha arrancado hasta entonces, no sin escribir al reverso de la hoja recién arrancada una pequeña nota, a manera de diario, y que entonces, lleno de orgullo y alegría, considerara todo lo que había escrito en estas notas, todo lo que quedó escrito en su vida.
¿Qué importaría incluso que este hombre se diera cuenta de cómo va envejeciendo? ¿Debería, podría, mirar a la juventud con un corazón lleno de envidia, o mirarse con pesadumbre a sí mismo? ¿Por qué tendría que envidiar a un joven -así pensaría más bien- acaso por las posibilidades que aún tiene éste, por su futuro?
“Gracias” pensaría, en vez de eso, yo tengo realidades en mi pasado, no sólo la realidad de las obras realizadas, sino también la del amor que he amado y, también del sufrimiento que he sufrido. Y éste es de lo que más me enorgullezco, aunque sea lo que menos me envidien los otros...
Todo lo bueno, todo lo hermoso del pasado, esta guardado en el pasado contra todo peligro. Por otro lado toda culpa es “redimible” mientras se está con vida (...) Es terrible saber que en cada momento soy responsable del siguiente momento; que cada decisión, la menor igual que la mayor, es una decisión “para toda la eternidad”; que en todo momento estoy realizando una posibilidad.
Por otra parte, cada momento encierra en sí miles de posibilidades, y yo no puedo elegir más que una sola que realizar. Pero con esto quedan condenadas todas las demás, quedan destinadas a no ser jamás, y esto también es “para toda la eternidad”. Pero es maravilloso saber que el futuro, el mío y el de todas las cosas con él, el futuro de los hombres en torno al mío, depende de alguna manera -aun cuando fuera en un grado insignificante- de la decisión que yo tome en cada instante.
Lo que yo realice mediante mi decisión, lo que mediante ella “cree y ponga en el mundo” lo estoy rescatando y metiendo en la realidad y la estoy salvando de la caducidad.”
MIS DESEOS
Vaya manera de percibir el inexistente tiempo. Vaya forma en la que podemos comprender nuestras personales existencias. Somos seres fugaces, temporales, pero también permanentes, eternos (diría Edith Stein).
Ciertamente, vivir cada hoja del almanaque con intensidad, significado y sentido nos asegura un pasado vivo, que resguardado contra el mismo paso del tiempo, también nos brinda la certeza de haber vivido una existencia plena, fecunda, útil. Saber que somos dueños del fugaz momento, de la realización de una posibilidad única e irrepetible, nos permite entendernos como seres responsables de nuestra existencia, maduros y fecundos.
Estimado lector, te deseo “shaná tová”, también salud en cuerpo y alma: que este 2018, para ti sea un año bueno, repleto de significado, plenitud y trascendencia, sabiendo que la ansiada felicidad, permanentemente, nos habita en los rostros y carencias de los “otros”; comprendiendo que la felicidad reside en la luz que no queremos ver, en esa que ignoramos, en esa que se sabe anunciar cuando nos sabemos frágiles, pero también generosos, irrepetibles, agradecidos y trascendentes.
Programa Emprendedor.
Tec de Monterrey
Campus Saltillo.
cgutierrez@itesm.mx