Ayer hace exactamente un mes, justo en plena temporada navideña, se estrenó en los cines la nueva versión de Jumanji, aquella película de 1995 protagonizada por el desparecido Robin Williams y que con el tiempo se convirtió en película de culto. Veintidós años después nos llega una propuesta mucho más actual, con elementos que traen la historia al siglo XXI y con un tono de comedia mucho más ligera y accesible. Yo no había querido comentar nada al respecto hasta no ver la reacción que la taquilla internacional tuviera al respecto de esta nueva cinta.

Otra de mis reticencias al respecto de Jumanji: en la selva era el nombre del nuevo protagonista. Dwayne Johnson, mejor conocido como La Roca, aquel luchador profesional metido a actor, nunca ha sido mi opción favorita de entre los protagonistas hollywoodenses. El cliché tan absoluto que representa como el gigante entregado a la práctica del fisicoculturismo, que resuelve todo sin mucha inteligencia pero con una fuerza increíble, me parece anacrónico y sexista hasta decir basta. Sin embargo, al ver la película y la estructura de los personajes, mi opinión cambió por completo.

En primer lugar, durante los primeros fines de semana posteriores al estreno de Jumanji: en la selva, la cinta se colocó, por ingresos en taquilla por encima de Star Wars: los últimos Jedi. Ganarle a la franquicia espacial más famosa de todos los tiempos no es cualquier cosa. Por otro lado, como guionista y actor, la construcción de los protagónicos en la nueva Jumanji, me parece impecable y muy atractiva. Resulta que, para traerla a nuestros días, la historia trata de cuatro preparatorianos, muy distintos entre si, que se enfrascan en un video juego donde deben tomar un avatar (personaje ficticio) para participar. Es decir, Jumanji ya no es un juego de mesa sino un video juego.

Pero cuando la consola los “absorbe” cada uno de los preparatorianos adquiere el físico de su avatar pero conserva su personalidad original. ¡Y esto es justamente lo que resulta sorprendente y muy atractivo! No daré “spoilers” de la trama pero de verdad no pueden perderse a Jack Black actuando como la chava más atractiva y popular de la preparatoria o al mismo Dwayne Johnson como un nerd inseguro de si mismo. La frescura con la que interpretan unos personajes cuya personalidad y psicología no concuerda con su físico, es justamente lo que hace de Jumanji: en la selva, la mejor opción de la temporada.

Para todos aquellos que ya eran consumidores de música en los años 90 del siglo pasado, resultó una muy desagradable sorpresa la noticia del fallecimiento de Dolores O’Riordan, la vocalista de la banda irlandesa The Cranberries. Con 46 años de edad, la cantante fue descubierta sin vida en la habitación que ocupaba en un hotel en Londres. Ella se encontraba en esa ciudad para realizar unas grabaciones musicales las cuales, se presume, dejó inconclusas. Su muerte no está siendo investigada como sospechosa, sino que más bien las causas apuntan a sus trastornos emocionales que habían afectado su salud desde sus primeros años.

Aunque Dolores O’Riordan estuvo casada diez años con Don Burton, el ex mánager de Duran Duran y con quien tuvo tres hijos, en los últimos dos años ella sostenía una discreta relación con Olé Koretsky, un músico y productor quien publicó en redes sociales la última selfie que Dolores se hizo en vida y donde aparece con él. La cantante se une a la lista de músicos e intérpretes cuyas vidas, marcadas por el abuso, los desequilibros y las adicciones, si bien generan exitosas propuestas musicales, dejan como resultado existencias miserables que les impide disfrutar del éxito a plenitud. Descanse en paz, Dolores O’Riordan.

Hablando de muertes prematuras, hace tres días se entrenó a nivel internacional la miniserie El asesinato de Gianni Versace. Protagonizada por Édgar Ramírez como Versace, Ricky Martin interpretando a su novio Antonio D’Amico y Penélope Cruz en el papel de Donatella Versace, narra los sangrientos hechos en los que perdió la vida el famoso diseñador italiano, así como la homofobia e impunidad de la época en que se cometió el crimen. Algunos especialistas critican la participación de Ricky Martin por considerarla excesiva y hasta fuera de lugar. Lo mejor será verla y tener una opinión propia al respecto.