Sensacional de Rectores Vol. 1

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Sensacional de Rectores Vol. 1

Aquel buen hombre decidió que era momento de darle por fin un gusto a su esposa y pintar la casa.

“¡Va a quedar chula de bonita!”, le dijo a su mujer el hombre aquel que gustaba de hablar con expresiones de Pedro Infante. “¡Color chabacano, como tú la quieres!”.

“¡Qué bueno, porque desde que nos casamos que no le metes mano y el Junior ya hasta va a terminar la carrera!”, celebró la señora del fulano.

“La verdad es que no ‘acompleto’, voy a pedir un préstamo, pero mi compadre me puede hacer la chamba muy barata”.

“¡Ay, no! Tu compadre es bien tardado, se la pasa payaseando y en el celular. Dile mejor al Nachillo, el hijo de doña Queta, ya ves cómo le tiene la casa a su mamá, al puro centavo. ¡Ándale! Capaz que hasta nos hace mejor precio que tu compadre”.

A regañadientes aceptó el tipejo (ya se había apalabrado con su compadre). Total que pidió el dinero prestado y se lo dio al Nachillo para que comprara material y como pago adelantado.

Como nuestro hombre tenía su propio negocio que atender, dejó que su mujer recibiera en casa al Miguel Ángel de brocha gorda y lo dirigiera durante el remozamiento.

Casi un mes y cuarenta galones de pintura más tarde, los trabajos concluyeron. Aquello era aceptable, nada para volverse loco, pero la señora estaba contenta con su casa color chabacano y eso compensaba todo.

Llegó el momento en que, no sin algo de pena, el fulano tuvo que invitarle unas cervezas a su compadre para desagraviarlo y, de pasada, le diera el Vo.Bo. a la casa.

“Pues no lo hizo mal el muchacho y, en honor a la verdad, le dio buen precio. Ya nada más de material se gastaría unos ¿qué? ¿Ocho mil pesos?”.

 “¡N’ombre, compadre! ¡Me extraña de usté! Échele números. Las tres piezas, sala, cocina, dos capas. Fueron como 40 galones”.

“Compadrito, por Dios que yo sé mi oficio… y no se adorne que el baño no cuenta como pieza y la casa es de Infonavit. Le estoy diciendo que todo esto se pinta y se repinta con 20 galones. ¡No ocupa más!”.

Ya cabreado por el dictamen de su amigo de años, el hombre comenzó a hacer toda suerte de conjeturas, pero ninguna cuadraba tan bien como que le estaban viendo la cara (ya fuera el Nachillo, ya fuera su compadre en burlona venganza).

“¡Lobezna!”, llamó a su mujer. “¡Dile aquí a mi compadre cuántos galones de pintura ocupó la casa!”.

“¡Buenas, compadre!”, apareció Lobezna. “Fueron 20 galones, viejo. ¿Por qué o qué?”.

“¿Tú sabías que el cabrón del Nachillo compró 40 galones?”, preguntó el hombre.

“¿Pues a quién crees que dejaste a cargo? ¡Obvio, sí! Sí sabía”, dijo la doña.

“Pero, pero… ¿por qué se lo permitiste? ¿No ves que se está clavando nuestro dinero?”, inquirió el marido a punto del colapso.

“Ay, lo que pasa es que así estaba estipulado cuando lo contraté”.

“¿Estipu… la…?”.

“¡Sí, hombre! Que el Nachillo se puede quedar con los galones que él quiera. Se llama “cláusula” viejo, y la tienen todos los pintores. Además, la casa quedó bonita, ¿qué no? Es lo importante. Sigo en la cocina. ¡‘Compermiso’, compadre, está en su casa!”.

“¿Es verdad, compadre, que los pintores tienen esa cláusula para quedarse con la pintura que ustedes quieran?”, preguntó aturdido el pobre.

“Yo no me preocuparía por la pintura que se quedó el Nachillo, compadre, sino por la que se quedó su vieja”.

“¿Mi vieja…? ¿Cuál?”.

“Pos esa pintura que trae en el vestido, a la altura de las nalgas, como manchas de manotas, color chabacano”.

FIN.

Este fue su teatro de burlesque político-universitario, “Sensacional de Rectores”. Con las actuaciones de la Universidad Autónoma de Coahuila como Lobezna, la mujer que salió con cuentas mochas; la Auditoria Superior de la Federación como El Compadre que detecta ciertas irregularidades; el presupuesto federal como la lana que salió bailando; Gobierno del Estado de Coahuila como El Nachillo, el pintorcete de extravagantes cláusulas; y usted, yo y todos los coahuilenses como El Cornudo aquel al que le están viendo la cara de pendejo.

Sintonícenos la próxima semana para el Volumen 2, explicación de este jocoso episodio de enredos, infidelidades y corrupción.

petaiux@hotmail.com