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La forma del agua
La industria de Hollywood, como su país, Estados Unidos, está podrida. Los llamados premios “Oscar” de la Academia, suelen premiar actitudes y perfiles afines, no el talento. Es cuestión de mercadotecnia y dólares, hartos dólares; poco o nada tiene que ver el genio, la capacidad de actores y directores. Por más de 40 años, Hollywood le regateó a Martin Scorsese el “Oscar” al mejor director. Nominado siete ocasiones en un tramo de cuatro lustros, fue desairado injustamente. En 1976 filmó una de las mejores cintas de la historia, “Taxi driver”, luego “Toro salvaje” y claro, “Buenos muchachos.” En el año que filmó “Toro salvaje”, le escamotearon el “Oscar” como mejor director y Hollywood se le entregó a Warren Beatty por una película malísima “Reds” y ojo, apenas era la segunda dirigida por Beatty. Martin Scorsese no necesitaba un “Oscar”, el “Oscar” lo necesitaba a él (se lo dieron, creo, hasta el 2006); como el “Oscar” necesita hoy a Guillermo del Toro.
Es también el caso del ya galardonado –para mí, malamente, su cine no me atrae ni me conmueve, la verdad– Alejandro González Iñárritu. Pero, insisto, es Hollywood y así funciona el mundo gringo. Es intrascendente si le dan el “Oscar” al mexicano Del Toro, éste al parecer (aún no la veo en el cine, soy franco) ha hecho la mejor cinta de su vida, “La forma del agua.” De Del Toro me han gustado todas sus cintas, pero hay dos entrañables, “El laberinto del fauno” y “Mimic”, sin olvidar claro, “Hellboy.” Cine de ficción, cine de monstruos y laberintos con escenografías impresionantes donde asistimos a puestas en escena que de verdad nos trasladan a esos mundos fantasmagóricos. El cine de Del Toro nos invita a disfrutar con imaginación del creador, sin caer en falsas poses o etiquetas como la denuncia, la documentación, etcétera, no; cine para ver y entretener. Así de sencillo y complicado.
Ya voy muy poco al cine, lo he contado antes en este espacio. El cine ya no me llama la atención. Cuando hay alguna buena cinta, pues prefiero esperar su estreno en DVD, voy por él y la disfruto. Y el cine de hoy, cosa curiosa, ahora lo veo, mutiladas y todo las cintas, en los autobuses cuando hago traslados a diversas ciudades a donde me invitar a dictar charlas, lecturas o donde me publican mis textos. Como ahora es muy sofisticado viajar, hay pantallas personales en su asiento con una buena dotación de cintas. Desgraciadamente, estas cintas aparecen no pocas veces editadas en las escenas candentes o harto violentas. También, por lo general son en español; sólo algunas, pocas, vienen con la traducción y subtítulos impresos y en su idioma y audio original. Pero vaya, aquí me he recetado varias que jamás iba a ir al cine a verlas.
ESQUINA-BAJAN
Fue el caso de una cinta que en su momento, me la ponderaron mucho, pero que no me latía: “Gravity”, de otro mexicano, un tal Alfonso Cuarón. Por fin la vi. Cinta aburrida, donde la otrora bella Sandra Bullock le ladra a la luna. No le vi el pedigrí por ningún lado a dicha película. Ignoro qué sea lo valioso de ésta. En estos traslados igual, me receté la trilogía de algo llamado como “Divergente.” Caray, por eso ya no voy al cine. Cosas para adolescentes que todo se tragan y sin deglutir. A los chavales todo les asusta, todo les gusta y no tienen memoria porque no se han preparado, por eso es fácil que se “ganchen” con este tipo de mala literatura y mal cine. Aquí actúa mi novia, Kate Winslet. A quien la sigo viendo rotunda, bella y fresca como siempre.
Lejos quedaron los tiempos de los buenos y grandes realizadores como Francis Ford Coppola, Martin Scorsese, Akira Kurosawa, Sergio Leone; gente como Stanley Kubrick (nunca le dieron el “Oscar”), o el sangriento Paul Verhoeven. Cuenta la leyenda que en sus inicios, el productor Roger Corman, le dijo a un joven aprendiz, Coppola, que tradujera los diálogos de una película rusa. Francis Ford Coppola lo hizo… sin saber el idioma. No sabía ruso. Pero si escribió los diálogos. Cuestión de imaginación y talento, pues, y también usted lo sabe, este genial director y guionista, se fogueó en las películas de bajo presupuesto del cine pornográfico.
En fin, el gran escritor y sabio argentino, Jorge Luis Borges, usted lo ha leído, nunca recibió el Premio Nobel de Literatura. El gran mexicano Juan Rulfo nunca recibió el Premio Cervantes. Al respecto, el divino Juan Carlos Onetti, dijo esa ocasión: “deberían de darle el Cervantes a Rulfo y agradecerle que él lo acepte.” Es intrascendente si le dan el “Oscar” a Guillermo del Toro (a Alfred Hitchcock nunca se lo dieron los mezquinos de la “Academia”); si acaso se lo dan, deberían de agradecerle los tipos de Hollywood que él lo acepte y lo tenga en su garaje. Estimado lector, hoy 1 de marzo en que usted lea estas líneas, cumplo 55 años. Todo un heroísmo en mi caso, por la vida rebelde que siempre he llevado hasta hoy. Si acaso usted me ve en la fila de las tortillas y en las compras cotidianas, felicíteme, son los únicos 55 años que voy a cumplir en mi patética existencia. Fin.
LETRAS MINÚSCULAS
Así sea.