Arriesgada oportunidad

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Arriesgada oportunidad

El invierno se defiende. Los primaverazos de sol ardiente le estaban dejando solo el amanecer para hacer sentir su frìo. De repente se apodera de nuevo del día completo y hace que las chamarras y  suéteres —ya guardados— vuelvan a abrigar, mientras sonríe la primavera reincidente.
Estos cambios climáticos —en plural— no son como el cambio climático global. Este va con paso más lento, con su calentamiento progresivo. Va derritiendo los témpanos del Ártico y Antártida con un goteo que se vuelve cascada y sube, más y más, el nivel del mar. 

Los barómetros de la opinión pública parecen anunciar también un cambio en el recalcitrante rumbo nacional. También se están derritiendo muchos hielos ancestrales y está subiendo el nivel de la conciencia colectiva. En las crisis de avance se vive el riesgo de la oportunidad. Como en cada paso se inclina el cuerpo hacia adelante con riesgo de caer pero se aprovecha la oportunidad de dar un paso de avanzada para un nuevo equilibrio.

En este país de desaparecidos se experimenta también una invasión de aparecidos. Son los fantasmas de las noticias falsificadas y los terrorismos verbales y graficados que enlodan prestigios. Ante la frialdad de la comunicación amiga y adversaria, se vuelven a usar los abrigos ya guardados de autodefensas, justificaciones y réplicas.

Quienes acaban de estrenar ciudadanía, con identificación nuevecita, atisban el panorama de las encrucijadas, de los escenarios posibles del próximo futuro, Tratan de penetrar con su mirada la gruesa niebla de las descalificaciones recíprocas, tratando de remontar lo pésimo y tratar de alcanzar lo aceptable.

Ellos son la primavera que puede arremeter contra el frío y expulsarlo. Es la juventud que quiere estrenar madurez la que puede hacerse cargo de ese cercano futuro que pronto será su presente. Asediados por corrientes de adicción, de agresión y corrupción intentan trenzar el saber con el ser y el hacer en un proyecto victorioso que no se contamine. Es un ímpetu sin cauce que hace camino al andar.

La inteligencia comunitaria articula y fundamenta el mandato que ha de dar a los mandatarios con su voto. No son propuestas de ocurrencia de campaña sino urgencia de satisfacer necesidades y suprimir carencias, evitar rezagos y sanear y salvar una convivencia en que no haya lastimaduras. 

Frente a las listas de promesas aspirantes se esgrime la lista de quienes dan el poder y mandan para que se actúe solamente para el bien común y no admiten nada que traiga otras intenciones. Están dispuestos a aportar los impuestos que solo han de emplearse para cumplir las encomiendas dadas al servidor pùbico. Le pediràn rendir cuentas detalladas de todo gasto o inversión. 

A un poco más de cien días están, en lapso que se acorta, las urnas expectantes. El embarazo de boletas hará posible el alumbramiento en un conteo de mayoría triunfante. La nueva ciudadanía espera encontrar lo inapelable en que todos ganen y nadie pierda. Ya están en marcha las capacitaciones y la maduración de conciencia cívica para un sufragio digno y civilizado...