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Metas alcanzables
La voz de Elina Garanca es poderosa en su virtuosidad amplísima.
No es la soprano coloratura de elevadas notas notablemente sostenidas o de agudos gorjeos. Es una mezzosoprano de delicados bajos y tonos altos, con una tesitura especial. Canta con señorío profesional, sin esfuerzo, con elegancia y serenidad, sin ademanes, con brazos caídos y manos abiertas sobre su festiva indumentaria. Se puede disfrutar su arte de equilibrio y madurez en videos de fácil acceso.
Abunda en la red la estridencia rítmica y repetitiva de melodías ametralladas por la percusión del mecer y girar (léase rock and roll) acompañada con frenesí multitudinario de audiencias estremecidas. El público de Elina permanece en butaca teatral, inmóvil y silencioso, atento y extasiado, en una aventura auditiva presidida por su voz y con la aureola acústica de todos los sonidos orquestales. Los asistentes a conciertos de conjuntos postmodernos no tienen asiento, permanecen de pie para el bamboleo y el sacudimiento de danza individual o compartida con el de al lado.
La actitud de las dos audiencias es contrastante. Unos van al teatro a ser transportados a un mundo de sonoridad fascinante. Les parece que se ensancha en el concierto el horizonte del espíritu. En ambiente distinto, en campo abierto, con luces, colores y pirotecnia sorpresiva e intermitente, se presentan los cantautores danzantes, en movimiento continuo, con notas de gran volumen y los oyentes juveniles, en muchedumbre, levantan brazos y agitan manos, toman fotos y corean las rolas.
Las comunidades de fe tienen una pastoral de multitudes que no son un espectáculo ni una diversión, aunque se multiplican los signos para los ojos y para los oídos. Y se da una participación de los asistentes con posiciones corporales, cantos unánimes y respuestas en coloquio orante. La música de alabanza se eleva en amplios espacios de templos o explanadas.
El deporte y el arte se impulsan en la comunidad civil como preventivos contra cualquier depresión, para compensar esfuerzos que causan estrés y para evitar adicciones perniciosas. Hay en la república experiencias admirables de orquestas de jóvenes y niños, cuyo talento ha causado gran admiración.
La metástasis del cáncer de la violencia, de la corrupción y de la impunidad ha causado disfunción en muchos ámbitos el organismo social. Los síntomas causan molestia, malestar, indignación, decepción y confusión. Las diferencias, que debieran unir con sabias complementaciones, oponen y separan causando desunión y división.
Hay esperanza de que por los caminos del arte, el deporte y la fe se abran cauces hacia la civilización del amor, de la justicia, de la libertad y la verdad para evitar la deshumanización que aleja la prosperidad integral sin exclusiones...