Café Montaigne 12

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Es mexicano, periodista y una de las voces más importantes no sólo en Estados Unidos sino en el mundo entero, es Jorge Ramos (Ciudad de México, 1958), quien ha recibido varios galardones, entre ellos el premio otorgado por la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, dejada bien posicionada por el Nobel Gabriel García Márquez. El premio a Ramos ha sido el de “Excelencia periodística” por 30 años de trabajo, la mayor parte del tiempo al frente del Noticiero Univisión en USA. No poca cosa. 

Ha ejercido el periodismo con tal rigor, honestidad y dignidad que es la voz latina más escuchada y autorizada en el país vecino.

Sus escaramuzas con el presidente Donald Trump (como candidato y ahora como Presidente) han sido a la vez noticias en todo el mundo. Él y nadie más fue de los primeros en advertir sobre el discurso de odio y posición xenófoba del entonces precandidato, luego candidato y hoy Presidente. En entrevista para el diario ibérico “El País”, dijo sin tapujos y poniendo el dedo en la llaga: “Las cosas están peor que nunca y mi referencia es cuando llegué a este país en 1983. Nunca he visto un clima antiinmigrante de odio tan intenso como ahora, y lo que esperábamos se ha ido concretado. Estamos ante el Presidente más xenófobo en décadas, se nota y lo veremos absolutamente en todo”.

Jorge Ramos no calla. Nunca ha callado. De hecho, su defensa de los valores democráticos, ciudadanos y críticos ha sido su esencia. Lapidario, dice lo siguiente debido al terremoto que por segunda vez en la misma fecha (19 de septiembre) se presentó cruentamente en México: “Ante los enormes vacíos del Gobierno, los ciudadanos han salido solos y se han organizado, una conclusión es que ya nadie está esperando permiso e instrucciones del gobierno, la otra es que el gobierno ha perdido toda credibilidad”. Remata, “cómo creerle algo más al gobierno de Enrique Peña Nieto. Es imposible, No les puedes creer la versión de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, sobre la compra de la Casa Blanca por parte de su esposa, no puedes creerle nada más, se acabó”.

Nada en México es creíble, todo está puesto con alfileres y en todos los campos del quehacer cotidiano. Inmersos en Internet, la red vino a podrir la inteligencia de los ciudadanos"

Y es que vaya, carajo, nada en México es creíble, todo está puesto con alfileres y en todos los campos del quehacer cotidiano. 

Inmersos en Internet, la red vino a podrir la inteligencia de los ciudadanos. Se intercambian megabytes de “información” diariamente, pero sólo un mínimo porcentaje de esa “información” es valiosa y forma ideas con miras a tomar decisiones. Atiborrar al ciudadano de datos y notas es no pocas veces la labor del gobierno. Entonces se tergiversa, se confunde, se distrae, se volatiliza lo realmente fuerte y duro de la información

ESQUINA-BAJAN

¿Creerle al Gobierno de Peña Nieto? No sólo al de Peña, vaya, sino a cualquier político que ha estado encimado en el poder presidencial. Ya pocos recuerdan que en pleno auge panista, con Felipe Calderón al frente (2011), se produjo la telenovela “El Equipo”, la cual recreaba los episodios de la popular “CSI” de los Estados Unidos donde se podían seguir los avatares de cuatro astutos, inteligentes e invencibles agentes de la Policía Federal, los cuales siempre apresaban al maleante. Esa eterna pugna entre el bien (Policía Federal) y el mal (los carteles del narcotráfico y grupos delincuenciales). La serie fue producida por Jorge Torres y se transmitió por Televisa

No se le puede cree a Peña Nieto, pero menos se le creyó a Felipe Calderón, quien mandó a realizar esta telenovela para limpiar un poco la imagen de, en aquel entonces, Policía Federal (acusada de todo lo malo posible), justo cuando éste declaró la “guerra” contra el narcotráfico, guerra de la cual no hemos salido. El presentador estrella de Univisión explica su ejercicio periodístico en dicha entrevista: “Yo creo que nuestra principal responsabilidad social es cuestionar a los que tienen el poder, obligarlos a rendir cuentas y perseguirlos hasta que se sepa la verdad, para eso sirve el periodismo”. 

Sin duda, sin duda alguna, Coahuila y su clase gobernante (los últimos dos sexenios del clan Moreira en el poder) son el mejor y mayor ejemplo de poner en práctica el periodismo para encontrar en los vericuetos de la impunidad y el celo y protección oficial, los hilos de eso llamado verdad. A cuenta gotas, pero la sociedad ha ido cambiando. El último ejemplo de lo anterior es la vocación solidaria en tiempos de tempestad, a la cual se enfrentó la ciudadanía de la ciudad de México. La ciudad está de pie, no por orden gubernamental sino por la vocación de ayuda y coraje de sus habitantes. 

LETRAS MINÚSCULAS

Esperemos que la llama de la participación vuelva a prender en estas elecciones ya en puerta.