El Banco Mundial mejoró su proyección de crecimiento económico para México, que pasó de 2.1 a 2.3 por ciento para este año, en un contexto en donde el organismo no opinó sobre los cambios de gobierno pero reconoció el impacto positivo de las reformas estructurales y la necesidad de profundizarlas.

"Banco Mundial no opina sobre las decisiones soberanas de los pueblos y el banco va a estar dispuesto a trabajar de cerca con las autoridades elegidas", indicó el economista para América Latina y el Caribe del organismo, Carlos Végh, quien reconoció que "a lo largo de los últimos seis años, México se ha embarcado en reformas como la energética, de telecomunicaciones, educativa, fiscal, que habría que profundizar".

Al presentar el estudio Ajuste Fiscal en América Latina y el Caribe: ¿Costos en el corto plazo, beneficios en el largo?, indicó que las noticias para la región son "excelentes", pues luego de una desaceleración de seis años y una contracción en 2016, la región creció 1.1 por ciento en 2017 y para 2018 y 2019 se esperan niveles de 1.8 y 2.3 por ciento, respectivamente.

El economista del Banco Mundial indicó que esta recuperación se explica por una mejoría en los precios de los commodities y el crecimiento robusto en China y Estados Unidos, así como la normalización de la política monetaria en la primera economía del mundo, que está procediendo de una forma gradual, y por cierto progreso en las reformas estructurales.

Señaló que la única "nube negra en el horizonte" de la región, desde el punto de vista macroeconómico, es la situación fiscal, donde 31 de 32 países tuvieron un déficit. Ante esto, dijo que es necesario hacer un ajuste, pues los persistentes déficits y altos niveles de deuda podrían poner en peligro las conquistas logradas en baja inflación, reducción de la pobreza y la desigualdad, expansión de la clase media y crecimiento inclusivo.

Para 2019, el organismo disminuyó su estimación de crecimiento para México de 2.6 a 2.5 por ciento.