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Tipología de sufragio
Muchos se fijan en las personas.
Otros no pierden de vista los acompañantes. No pocos examinan las propuestas, aquellos coleccionan anécdotas y dichos. Pero la verdadera tipología se dará a la hora del sufragio.
Y no será tanto por lo mencionado sino por la actitud del que entra en la casilla a vivir su libre soledad y traza líneas en la boleta desde su propia disposición interior en ese momento..
Resultarán los ADOS y los IDOS.
—Desfilan los ADOS. Los resignados votarán no por alguien sino a pesar de algo. Ven lo que les complace como flor de cactus rodeada de espinas. Se resignan porque no hay más cera que la que arde. Votan por su peor-es-nada.
Es un voto que se asienta en muchos peros que se pisan como escalones para ascender a la urna.
—Los desquitados son como la novia que castiga al ex, saliendo con otro. Su voto es un desquite. Un ahora me la pagan. No es tanto flecha que da en el blanco sino garrotazo al que se la debía. Su voto es un solo no votar por los que le fallaron.
—Los enojados parecen que nos les importa ganar sino desahogarse. Golpean su voto como si fuera una pera de boxeador, Su trazo de signo de multiplicar se parece màs a una tachadura que a una aprobación. Son los que rompen la punta del crayón o casi rasgan la boleta. Empujan la boleta en la ranura como si estuvieran dando una nalgada que castiga una travesura.
—Los emocionados se sienten fans, son los tatuados de la porra. Son los asoleados de los mitines. Quienes quedan roncos por gritos destemplados y aplauden hasta hinchar mano. Tienen complejo de estadio y votan volándose la barda o metiendo gol de chilena imparable.
Ya llegan los IDOS.- Los convencidos son quienes están llenos de pruebas, de argumentos y ya en la misma fila hacia la casilla, los exhiben en voz alta con sus acompañantes.
No faltan los presumidos. Ya etiquetaron todas las opciones distintas a la propia. Se sienten los más sagaces y circunspectos. Se sienten mayoría y ya dejaron dicho en todas partes el rumbo de su elección.
Los adormecidos parecen llegar en sueño hipnòtico. Vienen atarantados de todos los mensajes, traen su programación interna que los hace actuar robòticamente.
Los confundidos reciben la boleta y ya en la privacidad sacan su moneda y la lanzan al aire. Lo juegan todo a un volado —respiran tranquilos porque ya está todo claro— y van a la urna con paso seguro.
Esta escueta tipología de sufragio podría alargarse con nuevos tipos escogidos de la realidad. Alguno descubrirá su propia clasificación original descriptiva y quizá descubra su mejor yo en la mejor versión de su capacidad de dar mandato para poder exigir...