La lucha vive

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La lucha vive

“Sueño con el intelectual destructor de evidencias y universalismos, el que señala e indica en las sujeciones del presente los puntos débiles, las aperturas, las líneas de fuerza, el que se desplaza incesantemente y no sabe a ciencia cierta dónde estará? ni que pasará? mañana, pues tiene centrada toda su atención en el presente, el que contribuya alli? por donde pasa a plantear la pregunta de si la revolución vale la pena (y que? revolucio?n y que? esfuerzo es el que vale)”. 

Michel Foucault. No al sexo rey. 

¿Ayer volví a hacerme una pegunta que había dejado a un lado por un buen rato: ¿qué sería pasar de cuestionar el estado de las cosas, a integrarse a un partido político?: la muerte del pensamiento. 

Formar parte de un partido, es -a mi juicio- renunciar al ejercicio de la libre reflexión, de la filosofía, del diálogo y de la discusión que permiten cambios o mutaciones -por qué no-, pero movimientos que finalmente abonan para la salud conceptual de las comunidades humanas regidas ahora por este asunto electoral, que tantas reflexiones candentes y descalificativos ha suscitado.

Digo esto recapitulando charlas que he tenido con militantes, que si bien, pueden ser nutritivas, al final sé que escucharé la justificación del líder, sea este AMLO, Meade o Anaya: “no lo sabía, él no puede estar en todo” o “tuvo qué hacer esto porque fue obligado”, etcétera.

Y en la resolana, los ciudadanos comunes han decidido cambiar la ecuación de este país.  Hoy, a partir de los votos otorgados, nos encontramos ante un cambio significativo de pensamiento en la forma en la que un alto porcentaje de los mexicanos conciben su realidad política y social. Impensable para muchos. 

Escuché a algunos empresarios de pequeños y medianos comercios, expresarse con miedo ante la posibilidad de que ocurriera lo que hoy ha ocurrido. Por el otro, era de todos conocido que los militantes de los tres partidos punteros, se atribuían sin duda alguna el triunfo.

Sigo intrigada por saber cuándo el mercado clientelar de las lideresas, pudo ser sustituido por el anhelo de un cambio en la realidad inmediata política y social. Así que a mirar con ojos curiosos y cuestionadores a este país. ¡Cuántos testimonios que ya quisiera escuchar!

Permitir que la idea de los líderes mesiánicos sobreviva, sería un error. Así que nos toca además de la acción en nuestros respectivos campos, ser la energía que haga contrapeso a esta posición, para dar paso a una concepción ciudadana que devuelva funcionarios públicos, no reyezuelos.

Nos toca el plantear preguntas de las que de veras no sepamos respuestas para mover y transformar; armar acciones colectivas, contribuir a la integración de las comunidades indígenas, y por tanto aprender a combatir lo que de racistas y clasistas tengamos.

Como ciudadanos, ¿hasta dónde conversamos con la diferencia? Nos espera una tarea titánica en este país, que todavía termina por no asumir el derecho a la diversidad sexual, a la libertad individual o a la lucha por el derecho a la conservación de la biodiversidad. 

Así como existe un régimen de partidos que ya no responde a las necesidades de la realidad contemporánea, la presencia de los movimientos sociales, es la tierra fértil que seguirá en su tarea de dar a luz, cambios no siempre fáciles de asimilar. Le lucha vive. 

claudiadesierto@gmail.com