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De safari cazando mariposas
La deuda coahuilense, dijimos era de 420 millones. La cuarta más baja del País de acuerdo con lo consultado
La deuda pública de Coahuila, al cierre de 2006, era de 420 millones de pesos.
No es la “deuda cero” y sin calorías que presumía al final de su sexenio Enrique Martínez, pero es un saldo bastante razonable y sobre todo manejable.
El único Estado de la República que presentaba cero deuda, de acuerdo con información del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados, era Campeche, pero ¡a quién rayos le importa Campeche!
Los estados más endeudados eran, en primer lugar naturalmente, el Distrito Federal con 44 mil millones, el Edomex con casi 32 mil millones (tampoco me sorprende) y Nuevo León con 16 mil millones de chuchos.
Diecinueve entidades federativas rebasaban la barrera de los miles de millones, aunque (con excepción de los tres estados antes mencionados) hablamos de débitos entre los un mil millones y los ocho mil millones (Jalisco, Jalisco, tú tienes tu novia que es el Potrillo).
La deuda coahuilense, dijimos era de 420 millones. La cuarta más baja del País de acuerdo con lo consultado.
De allí que jamás he podido asimilar cómo es posible que en tan sólo un sexenio, el del nefastísimo profe Humberto “El Bailador” Moreira”, hayamos dado un salto espectacular de los cientos de millones a las decenas de miles de millones.
Yo sé que usted entiende la diferencia entre unas cifras y otras, pero no estoy muy seguro que la colectividad lo asimile o se ofenda como debiera, pues de ser así, no hubiéramos consentido la permanencia -hasta la actualidad- del PRI-moreirato y no estoy hablando en términos electorales, sino del sometimiento de este régimen de hampones ante la justicia.
En fin, que todo esto usted de sobra lo sabe. Pero a los ciudadanos nada de esto nos interesa. Y si acaso nos interesa, no tenemos tiempo de resolverlo porque estamos muy ocupados tratando de sobrevivir. Pero si no estamos buscando maneras de hacer rendir una exigua quincena y tampoco deseamos que se aclare y resuelva el estado de las finanzas públicas, es porque muy probablemente somos cómplices de esa red de corrupción que ya va para su décimo tercer año de feliz y rampante impunidad.
Quería refrescarle la magnitud de la bien llamada Megadeuda coahuilense (siempre la escribo con mayúsculas porque para mí ya es un ente con vida propia, un enorme monstruo financiero que respira y nos consume), que cuando se dio a conocer era de entre 32 y 36 mil millones de pesos, según cifras oficiales proporcionadas por los mismos que nos embargaron.
Durante el siguiente sexenio, como ya hemos dicho hasta el hartazgo, se gastó un tercio de esa cifra en renegociaciones, componendas y pago de intereses. Pero no redujo dicho adeudo en absoluto.
Y hay que agregarle ¡-carajo, cuántas veces habrá que escribirlo!- todo lo que jineteó a instituciones públicas (universidad, magisterio) y municipios el gobierno de ese remedo del Pingüino de Batman que hoy goza del sabroso fuero constitucional. Otros cientos de millones de pesos.
Sencillamente no hay manera de contabilizar el dinero que le ha ordeñado a Coahuila esta manga de malparidos, porque ni siquiera tenemos una relación puntual de todos los actos de corrupción que le serían imputables.
Baste decir que hablamos de miles y miles de millones de pesos que le fueron robados a usted, a mí, a sus hijos y a sus nietos, quienes ahora tendrán que chingarse el doble o el triple que usted para irla medio pasando, claro, a menos que los enseñe a ser como esos malditos logrones muertos de hambre y sean ellos los que se chinguen a su prójimo.
En fin, un boquete de miles de millones de pesos por actos ilícitos. ¿Y nuestro fiscal anticorrupción?
Créalo o no, la Fiscalía Anticorrupción anda detrás de un exalcalde por un faltante de dos millones de pesos.
¡Qué! Ya sé, por favor, aguántese la risa que ya mero terminamos, para que se vaya a comentar esto en las gorditas del almuerzo.
No estamos diciendo que, de ser ciertas las imputaciones contra Lenin Flores, ex Presidente Municipal de Sabinas, deban ser soslayadas porque hay evidencia de otros desvíos mucho más graves en el Estado. Se supone que nadie, en la administración pública, debería estar por encima de un solo peso.
Lo único que quería poner en evidencia es el cinismo de la Fiscalía Anticorrosión y de su titular, que se está haciendo soberanamente güey con los asuntos que sí comprometen el desarrollo y el futuro de los coahuilenses, mientras atiende casos que podría resolver un ministerio público. Se avoca a cuidar las migajas, mientras que los que se chingaron todo el pastel aún se ríen en nuestra cara.
Y por supuesto, esa inútil fiscalía también mama presupuesto: una nómina, prestaciones, asesores, insumos y gastos. ¿Pero qué recibimos a cambio? La pregunta es sólo retórica, porque la respuesta es nada.
Yo sé que a nadie le extraña esto. Si desde que designaron Jesús Homero Flores Mier para el cargo se despejaron dudas de que la Fiscalía Anticorrupción no era sino otra farsa más del moreirato al que dicho fiscal le está cuidando las espaldas.
Si novedad no es, yo sé. Sólo quería que usted estuviera al tanto.
Caray, pues no me queda más que: Felicidades a don Jesús Homero Flores por su suerte. ¡Qué dicha debe ser cobrar como si saliera de safari, por ir a cazar mariposas!
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