Poco les importó a los supervisores del Sistema Nacional de Emergencias 911 que la vida de una persona atropellada peligrara, pues por razones inverosímiles decidieron no enviar ambulancia a revisar al lesionado.

Por más de una hora y 10 minutos, Hugo Pérez Rodríguez, de 51 años, esperó sentado en la cuneta del periférico Luis Echeverría, a la altura del semáforo para entrar a la colonia Hidalgo, visiblemente desorientado debido al fuerte golpe en la cabeza que presentaba.

Hugo había intentado cruzar el Periférico de poniente a oriente, cerca de las 4:40 de la tarde, comentando que pensó que el Chevy, que posteriormente lo atropelló, iba a dar vuelta para ingresar en la colonia Guerrero, por lo que no se apuró en correr.

Sin embargo, Carmen Carrizales Herrera, conductor del vehículo, iba por los carriles centrales y nada pudo hacer para evitar el golpe, lanzando por los aires a Hugo quien azotó de manera violenta contra el asfalto.

Ahí comenzó el martirio, pues aunque se trató de un accidente, los supervisores del 911 se negaron a mandar una ambulancia ya que, presuntamente, otro usuario llamó y dijo que Hugo se intentó suicidar lanzándose al paso de los coches.

“Él está consciente de que fue un error, de que se pasó sin fijarse, mi esposo (Carmen) ya habló con él, nada nos costaba haberlo llevado a un hospital, mi esposo está muy nervioso y se siente muy mal por el señor lastimado”, explicó la cónyuge del conductor detenido.

Ni siquiera las constantes llamadas de los testigos y la insistencia de Tránsito Municipal doblegaron la necedad de los operadores del 911, hasta que finalmente, a las 5:50 de la tarde, despacharon a la Cruz Roja hasta el lugar.

Hugo fue llevado de urgencia a un hospital para ser atendido por los golpes que presentaba en todo el cuerpo, siendo el más delicado el de la cabeza, y los paramédicos indicaron que podría tener una contusión que, de haber tardado más en ser atendida, hubiera provocado un potencial accidente cerebrovascular en la víctima.